- DIRECTOR: Jon Hurwitz, Hayden Schlossberg
- GUIÓN: Jon Hurwitz, Hayden Schlossberg (Personajes: Jon Hurwitz, Hayden Schlossberg)
- MÚSICA: George S. Clinton
- FOTOGRAFÍA: Daryn Okada
Si pensabas que únicamente en España se hacía este tipo de películas grotescas, groseras, guarras, ordinarias y que se revuelcan en la escatología más brutal para parodiar todos los sectores de la sociedad, te habías equivocado; "Dos colgaos muy fumaos" ya sentó un honesto precedente en este tipo de sátiras irreverentes, estableciendo complicidades con un espectador que encontraba precisamente lo que iba a buscar. En su continuación, en la que nuestros antihéroes son acusados de terroristas y enviados directamente a Guantánamo, los niveles de imaginación bajan ostensiblemente, pero suben los de poca vergüenza y despelote: ni siquiera el primo español de los dos protagonistas, el mismísimo José Luis Torrente, es capaz de tantas burradas en tan poco tiempo (llevárse toda la película fumando marihuana, asistir a fiestas nudistas, reirse del sistema judicial, político y militar de un país, de la inmigración balsera cubana, de los narcotraficantes de Miami, del KuKluxKlan, de los ghettos de afroamericanos, de los clásicos prostíbulo del sur de los Estados Unidos... hasta llegar a fumar marihuana con el personaje más importante de Norteamérica -y no decimos quién es...-). El argumento sitúa a Harold & Kumar (de hecho, es el título original de las dos películas de "Dos Colgaos muy fumaos") justo en la continuación de la primera parte, y ahora en un viaje a Amsterdam son confundidos con terroristas y enviados a la prisión e Guantánamo, de donde escaparán y volverán a los Estados Unidos... Probablemente, los estómagos más exquisitos -mejor dicho, los menos curtidos- abominaran de esta película. Yo mismo abomino, y a ratos me parece aburrida, pero son tan brutales los chistes, tan poco comedidos y salvajes, que no dejo de reconocerles un punto de mérito entre tanta gracia de "caca, culo, pedo, pis" (literalmente). Es de agradecer la evidente (y burda) vocación satírica, sazonada de un punto de inocencia adolescente -aunque funcionaba mejor en la primera parte, ahora también está presente-, encaminado a las clásicas (y respectivas) historias de amor de los dos desquiciados protagonistas. No obstante, la mejor arma de esta descerebrada cinta es su honestidad, con su delirante y surrealista sentido del humor, rayano en lo más chabacano. Esto es lo que es, y quien busque algo refinado, se está equivocando. No estamos hablando de caviar, sino de hamburguesas de 30 céntimos (que quizás no sean tan sanas, pero también pueden estar apetecibles, en determinadas circunstancias). Especialmente recomendada para el uso y disfrute palomitero, tanto en cine como en una tarde en casa de los coleguitas, hartos de cerveza y con ganas de guasa. Sin más.
TRAILER
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