Muy pocas veces en el mundo del celuloide -un mundo tan maravilloso y lleno de rutilantes estrellas, como lleno de grandes miserias- un mito fue tan cercano. Radio operador de la marina en la Segunda Guerra Mundial, estudiante díscolo expulsado de la Universidad de Ohio por su mala conducta, y finalmente excepcional actor, genio y maestro de la interpretación que un mínimo gesto de su personal y bello rostro, y una sesgada mirada azul de sus profundos ojos, era capaz de transmitir una verdadera sinfonía de emociones. Le cercaba el cáncer de pulmón desde hace unos años, y a sus 83 años, la terrible enfermedad le ha vencido. Pero la memoria que de él tenemos nadie puede borrarla ni vencerla. ¿Quién podría olvidarle en "La Gata sobre el Tejado de Zinc", o en "El Golpe", o en "El Buscavidas", o en "Dos hombres y un destino", o en "Veredicto Final", "El Color del Dinero" o "Camino a la Perdición". Nadie. Sin saberlo -o quizás, sabiéndolo más que nadie- consiguió la inmortalidad desde hace mucho tiempo, pero le dio la justa importancia que se merecía. Para Paul, su familia, sus amigos y su propia vida era lo realmente importante. Al lado de su inseparable Joanne Woodward y su hija, se marchó de este mundo regalándonos no solo su legado artístico, sino también el personal, demostrando que una estrella ha de brillar dentro y fuera del olimpo artístico. No es un adios, sino un hasta la próxima vez que te vea en la pantalla.
1 comentario:
Hemos tenido que despedir a uno de los más grandes actores (y más guapos) del cine de Hollywood. Desde aquí reivindico un ciclo homenaje de sus mejores títulos en alguna cadena de televisión, tan falta por otra parte de películas de calidad.
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