- DIRECTOR: Jon Avnet
- GUIÓN: Russell Gewirtz
- MÚSICA: Ed Shearmur
- FOTOGRAFÍA: Denis Lenoir
- REPARTO: Robert De Niro, Al Pacino, Curtis '50 Cent' Jackson, John Leguizamo, Carla Gugino
En química hay una ley inmutable: todo lo que sube, termina por bajar. Es una verdadera lástima comprobar que no solo la química tiene este principio. Resulta penoso ver a dos grandes monstruos como Robert de Niro y Al Pacino -que han escrito varias de las páginas más importantes de la historia del cine contemporáneo, desde la saga de "El padrino" a joyas como "Taxi Driver", "El precio del Poder", "Casino" o "Atrapado por su pasado"- caer en picado en un declive bastante poco decoroso, reducidos a simples caricaturas de lo que antaño fueron, tanto física como actoralmente. Engatusados probablemente por unas astronómicas cifras en sus respectivos sueldos, y por los cantos de sirena de un verdadero cantañamanas que ya consiguió ridiculizar a Al Pacino en la vergonzosa "88 minutos", ahora ambos se meten en las pieles de dos policías a la caza de un psicópata cuyo modus operandi -estilo justiciero- tiene bastante que ver con lo que debería ser el código de honor de un buen ciudadano -y un buen policía-. Al final la ecuación se queda reducida en una película más donde se intenta cazar a un psicópata, con todos sus avíos propios del género -investigaciones, sospechas (que no llegan a ser tales...), asesinatos de facinerosos, etc.- Hay que reconocer un cierto toque "stylish" de Avnet, que inesperadamente echa mano de una narrativa impropia en su garrula forma de dirigir -ahí tenemos ejemplos como los de "El laberinto Rojo", "Intimo y Personal" o la ya mencionada e ignominiosa "88 minutos"- para regalarnos algunas secuencias ágiles y bien contadas. Resulta especialmente ridículo ver a Brian Dennehy como jefe de policía siendo ...¡¡¡más joven que los dos policías a los que dirige, es decir, DeNiro y Pacino, sin justificar su situación!! El colmo y remate es cuando vemos a Pacino al borde del Imserso ataviado con chupa de cuero y montando una supermoto custom que para si la quisiera el mismísimo Terminator (en sus buenos tiempos) y a DeNiro haciendo flexiones en el suelo, con el barrigón que gasta. Vamos, que no me lo creo. Y lo que es peor, nadie se lo cree. Que nos vendan otra burra, que esta ya la conocemos y sabemos como es. Llega un momento que la veneración por las grandes (y ya viejas,snif...) glorias del cine tiene un límite. Igual que no podría creerme a estas alturas a Bruce Willis otra vez como el John McLane de la primera parte de "La Jungla de Cristal" o a Sylvester Stallone como estaba en "Acorralado", tampoco me creo que De Niro y Pacino estén tan lustrosos como lo estaban en "Heat" -y de esto hace ya 13 añitos...-. Entonces uno se lo podía creer. Ahora ya no. Por mucho empeño y actuación que le ponga no me creo a Danny De Vito como un jugador de la NBA, y a estas alturas del curso, tampoco a estos dos grandes astros, que a base de hacer burradas, comedias groseras y thrillers más propios de treintañeros, han llegado a un declive y una decadencia francamente lamentable. Qué pena.
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