> Canal de Cine Federico Casado Reina: Divertida, aunque no tanto...

Divertida, aunque no tanto...

Los hombres que miraban fijamente a las cabras

No hay nada mejor que tener amigos. Y si no que se lo digan a Grant Heslov, que después de haberse currado su papel de actor durante más de quince años, se ha codeado con lo más granado de la industria, hasta el punto que en su primera película como director se permite el lujazo asiático de tener a Ewan McGregor, Jeff Bridges, Kevin Spacey, y para rematar la faena, al hombre más deseado del mundo, nada más y nada menos que George Clooney. Toma ya. El caso es que el proyecto tiene su gracia; mejor dicho, tiene mucha gracia, aunque solo sea a ratos. Basada en una novela de Jon Ronson que cuenta la historia de un periodista que investiga una unidad secreta del ejército norteamericano que se encarga de entrenar a soldados con poderes psíquicos, el film es un desbarre de padre y muy señor mío. Una auténtica frikada, vamos, en la que tenemos oportunidad de ver las facetas más cómicas de Clooney, McGregor, y por supuesto, un Jeff Bridges absolutamente estigmatizado por “El Nota”, que vuelve a surgir en su registro interpretativo –es que ese Lebowski, es mucho Lebowski…-. El resultado es una película con gracia, pero sin artificio: en plena crisis personal, un periodista decide marcharse a Irak para encontrar una historia con que impresionar a su recién divorciada esposa y a su editor –que por cierto, se han ido juntos-. Al llegar al territorio de guerra conocerá a un misterioso personaje que parece estar relacionado con el gobierno norteamericano, nada más y nada menos que con una unidad secreta de élite encargada de desarrollar a “guerreros Jedi” (así como suena…) capaces de traspasar paredes, hacerse invisibles e incluso conseguir que se pare el corazón de un enemigo. Todo el entrenamiento se realizaba con cabras… o sea, que como eso, como unas verdaderas cabras. El problema del film, que sobre el papel tiene bastante originalidad, y por supuesto, gracia (repetimos lo de gracia porque de cuando en cuando tiene momentos antológicos…) es que los mimbres son manejados con poca pericia por un director me temo demasiado inexperto, y los resortes de la comedia sólo funcionan a medias, aunque no hay quien le quite varias escenas verdaderamente desternillantes –sobre todo a manos de Clooney y de Lebowski, perdón, de Bridges-. Pero el libro, que tiene mucho de sátira social (y militar) sobre Estados Unidos, no ha sido trasladado con toda su intención a la gran pantalla: más allá de un artificio cómico, el film debería de haber escarbado un poco más sobre el imperialismo yanqui, sobre los soñadores que buscan la felicidad y la armonía con todo, y sobre todo, empero, sobre los que medran por encima de los demás, pisando cabezas a diestro siniestro. Todos estos interesantísimos arcos dramáticos quedan dispersos, minimizados en un rosario de chistes un tanto irregular, que alterna la risa más estentórea con simples gestos de complicidad. Con la benevolencia que debe tener el juicio a una primera película, podríamos decir que el envite de este director ha sido suficiente, pero no lustroso. Y debería haberlo sido, porque si tiene uno todos estos ases en la manga, si fallas o si no aciertas todo lo que debieras…mal vamos.

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