> Canal de Cine Federico Casado Reina: Más marcianos y menos vampiros

Más marcianos y menos vampiros

Sombras Tenebrosas

Tim Burton es un director tan peculiar, un artista tan único, que o se le quiere o se le odia. Yo lo he querido desde el principio de su carrera, pero de un tiempo a esta parte ha ido paulatinamente decepcionándome, hasta llegar a aborrecerlo. Muy probablemente, debido a mirarse demasiado en el ombligo y a regodearse de su propio universo particular, que llega a provocar tal empacho que termina uno hasta las narices. O como dirían algunos literatos, "es un autor que se ha agotado a sí mismo". Exactamente eso es lo que he sentido al ver "Sombras Tenebrosas", una obra tan barroca, tan obsesionada en plasmar todas esas claves tan particulares de Burton... que se ha olvidado que es una película, un producto para que la gente -ojo, cualquier gente, no los fans de Burton- la vea y la aprecie. Ni siquiera la presencia de su actor fetiche -ahora convertido en productor- Johnny Depp y su propia mujer, Elena Bonham-Carter ha conseguido salvar el entuerto. Pero es que ni contando tampoco con las divinísimas Eva Green y Michelle Pfeiffer o la joven estrella Chloë Grace Moretz consiguen enderezar el asunto. No hay manera, porque a los pocos minutos de un poderosísimo arranque, la película se torna pesada y lo que es peor, aburrida. Mejor dicho, aburridísima, un tostón, vamos. Los chistes no funcionan, el desarrollo argumental es insuficiente y a trompicones y para colmo, su metraje resulta demasiado largo -que con esta película creo que cualquier metraje habría resultado excesivo...-.

Basada en una famosísima serie de televisión norteamericana, la gracia de "Sombras tenebrosas" -a la zaga de otras series que han mezclado terror y comedia, tales como "Los Munsters" o "La Familia Addams"- está en situar a un vampiro del siglo XVIII en la década de los setenta del siglo XX. Ese anacronismo en plena era de la psicodelia y el LSD, de Nixon y del final de la Guerra de Vietnam, fue la pauta general de la serie y debería haber sido la de la película, pero no funciona: Barnabas Collins es el hijo de un poderoso terrateniente que llegado de Inglaterra, funda un próspero negocio e incluso una ciudad. Pero una malvada bruja lo convierte en vampiro y lo condena a ser enterrado vivo. Ya en pleno estallido inmobiliario de los setenta, Barnabas es sacado de su ataúd y conocerá a sus descendientes, convertidos en una familia desquiciada y decadente. Pero cuál no será su sorpresa cuando vuelve a ver a la bruja que lo condenó...

Depp, ajustado a su extravagante registro, llega a cargar desde el minuto uno, esforzadísimo en dar un recital de muecas al estilo del capitán Jack Sparrow, que parece haber marcado de manera indeleble su carrera como actor. El resto del plantel, intenta salvar malamente los muebles, mientras que la desidia se hace patente a cada secuencia. Vale, es cierto, tiene momentos muy divertidos, salpicados por el metraje. Pero el cómputo general es la mediocridad, algo que no estuvo jamás pendiente en la carrera de Burton en sus inicios. Yo creo que desde que tragara por dirigir aquel infame remake de "El Planeta de los simios" con un guión que no podía tocar, Burton firmó su sentencia de muerte, o lo que es peor, se "domesticó". Porque si hay algo que podría definir a Burton -empezando por su peinado o sus gafas- es precisamente su vocación de rebeldía. Pero esa rebeldía ha terminado por ser domada, desgraciadamente. El mismo animador y director que se marchó de su querida Disney, por no aguantar los corsés creativos de una empresa tan férrea en su concepción como minuciosa en su recaudación, ahora se ha dejado comprar por un plato de judías, como el que dice. ¿Dónde está el Burton absolutamente marciano y delirante de "Mars Attacks!". Ese es el que vale, porque el que nos cuenta (malas) historietas de vampiros...ese no vale un duro. Sencillamente, porque nos aburre. Nos aburre muchísimo.

TRAILER

No hay comentarios: