Ahora me ves
Parece que a todo el mundo le gusta la magia. Ya sabes, eso que sirve para ilusionarse, soñar y todas esas cosas. Ojo, pero no estamos hablando de la magia de verdad, estilo Harry Potter. Estoy hablando de la magia de mentirijillas, esa que es un truco y que cuando sale bien –ahora hacemos el “tachaaaantacheero” como hace el genial Juan Tamariz, imitando un violín- se queda uno con la boca abierta. Y parece que a todo el mundo le obsesiona adivinar los trucos de los magos, y que se suelen pagar a precio de oro en las convenciones de profesionales de la magia (tal y como se lo digo). Baste con que uno se pase por Las Vegas, la capital del pecado, la ciudad que nunca duerme, o como quieras llamarla, para ver los trucos de magia más estrambóticos, incluidos los vuelos por todo el teatro de David Copperfield.
Bueno, pues el realizador francés Louis Leterrier, a pesar de haberla fastidiado a base de bien en el remake de “Furia de Titanes”, también hay que reconocerle su parcelita de mérito en “El Increíble Hulk”, e incluso en los inicios de la saga “Transporter”; y ahora se embarca en un nuevo y pretendido blockbuster que tiene a cuatro magos –los cuatro jinetes- como protagonistas. Y el quinto en discordia es el pobre agente del FBI (¿acaso hay agentes del FBI tan tontos? ¿Es que nadie se acuerda ya de la brillantez del agente Cooper de “Twin Peaks”?) al que se la dan con queso durante toda la película.
El planteamiento de la historia es interesante, cuando menos jugoso, que un grupo de magos robe bancos para darle el dinero a los más necesitados, pero el desarrollo rápidamente queda empañado por recursos demasiado fáciles y las tramas secundarias –como el “cazador de magos” interpretado por Morgan Freeman- son muy insulsas, y realmente no merecen la pena. El formato del film es el clásico estándar de Hollywood, aunque en las secuencias de acción podría haberse mejorado la dirección (espero que haya sido el director de la segunda unidad el responsable de éstas, porque si no habría significado que Leterrier, a pesar de haber dirigido “Transporter” resulta que no tiene ni puñetera idea) y en muchos casos resulta caótica y prácticamente no vemos nada.
Hay que reconocer que el film tiene momentos interesantes visualmente, y que se establece una cierta complicidad con el espectador, pero por lo demás, estamos ante un film centrado en la magia pero que resulta decididamente hortera (hombre, al fin y al cabo se centra en magos de Las Vegas ¿qué esperabas?), y lo que es peor, perfectamente olvidable. Como un truco barato de magia al que se le ve el truco demasiado pronto, y no como otras películas basadas en magia, de muchísima mejor factura como “El Ilusionista” –brillantísima pareja de Edward Norton y su antagonista Paul Giamatti- o “El Truco Final (El prestigio)” –con ese duelo inmisericorde entre Hugh Jackman y Christian Bale, aderezado además por Scarlett Johannson.
TRAILER
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