> Canal de Cine Federico Casado Reina: Sexo en Nueva York: ¿Para qué ir al cine?

Sexo en Nueva York: ¿Para qué ir al cine?

Con esta película -si es que se puede llamar así a un megacapítulo de una serie de televisión amplificado de manera aberrante para llenar más de dos horas de proyección en un cine- se cumple una máxima que siempre he pensado: el cine ha de ofrecer algo diferente a la televisión, y si no es así ¿para qué ir al cine, teniéndolo ya en nuestra casa? Exactamente es lo que sucede con "Sexo en Nueva York": no aporta nada nuevo a la serie de televisión que ha ironizado de manera perversa sobre los sentimientos, las emociones, el amor y el sexo. Y todo en la ciudad de Nueva York. Con un guión vertebrado en forma de auténtica pornografía sentimental, aunque estructurado de idéntica manera a la serie de televisión -cosa que no le hace ningún favor al excesivo metraje del film- la película destroza paulatinamente todas las ilusiones que se pueden tener en una relación, machacando todos los rituales de las bodas, los planes familiares, la entrega, el matrimonio, hasta simplificar de manera irritante lo que pueden ser las relaciones entre dos personas. Con los reconocibles personajes de la serie, la protagonista y narradora de la historia vuelve a ser la famosa escritora Carrie Bradshaw -es decir, Sarah Jessica Parker autointerpretándose en el papel que la ha hecho una estrella televisiva, creyéndose su propio personaje en el registro de la mayor petarda de la historia de la humanidad- que después de diez años de noviazgo con el presunto hombre perfecto, deciden casarse. Mientras, sus amiguitas de toda la vida, Samantha, Charlotte y Miranda, viven sus respectivas relaciones con desiguales resultados. Todas formarán piña cuando su querida Carrie se quede en el último momento compuesta y sin novio, es decir, abandonada a las puertas mismas del altar. La elegía de ser mujer en Nueva York y pasar de los 40, está un poco anticuada (recordemos que la serie "Sexo en Nueva York" lleva ya ¡¡SEIS TEMPORADAS!!) y el tratamiento que se emplea es de todo menos original -hay permanentes referencias a Cenicienta, pero no solo implìcitas y soterradas en el guión, sino completamente explícitas, por no mezclar un sentido del humor de lo más burdo y grosero, sin olvidar que en esta película (y serie) todo el mundo quiere ser fantástico, maravilloso, fashion ¡y termina consiguiéndolo, cágate Pedrín!...- llegando a un producto final que encima, tiene tal duración que termina aburriendo irremediablemente. Pero lo peor de este film, y de todos esos productos que nacen a la estela de publicaciones como "Cosmopolitan", es la falta de sentimientos que aconsejan tener, enarbolando en muchos casos la bandera del egoísmo frente a la entrega, en una relación. Ese mal entendido feminismo es probablemente el culpable de tomarse a risa -cuando no a escarnio o burla- al amor, denostando cualquier muestra de cariño. Más allá de los problemas inherentes en una pareja -y que creo que pueden ser infinitamente más fáciles de resolver que los que se plantean de esta manera...- ¿Es que un hombre y una mujer no pueden ser felices uniéndose, casándose, teniendo hijos y formando una familia de las de toda la vida?

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