- DIRECTOR: Esteban Sapir
- GUIÓN: Esteban Sapir
- MÚSICA: Leo Sujatovich
- FOTOGRAFÍA: Cristian Cottet (B&W)
- REPARTO: Valeria Bertuccelli, Alejandro Urdapilleta, Julieta Cardinali, Rafael Ferro, Florencia Raggi
Vale, lo reconozco, me impresionó la película. Como amante del expresionismo alemán (como dato diré que "Nosferatu" y "Metrópolis" son dos de mis películas de cabecera...) disfruté de lo lindo de toda la iconografía y la factura de este film, a caballo entre el videoarte y el cine, pero manifiestamente a la hora de lanzar un discurso cinematográfico original que sepa captar la atención del espectador. Si nos olvidamos de las florituras visuales -que son prácticamente lo único importante de este estiloso y pretencioso film, lo que nos queda es bastante poco: la historia de dos niños, una niña cuidada por su padre y su abuelo, y un niño sin ojos cuya madre intenta que todo salga adelante en un cruel mundo lleno de intereses y tejemanejes extraños (más propios de un folletín de espionaje). La simbología, tomada como referencia en todo el film, cercana al surrealismo del mismísimo Buñuel (la herida en la mano de los personajes es una referencia a "El perro Andaluz") y a Dalí (tales son sus reminiscencias visuales, sin exagerar y todo muy bien resuelto...) llega a cansar por lo repetitivo y cansino. Lo que si es verdaderamente sorprendente es el uso de los títulos y del sonido: un experimento fílmico a todas luces encomiable pero ¿es el acertado para hacer una película con ello? Los experimentos, con gaseosa, tratándose del cine. No ya por la comercialidad, sino por el resultado final y la posible capacidad que pueda tener a la hora de conectar con el espectador. Cierto es que hay muy pocas iniciativas originales a la hora de renovar el lenguaje cinematográfico, pero hacerlo es correr con un riesgo extremo -quizás las últimas que recuerde sean "Memento", con impresionante juego de los tiempos cinematográficos y "Sin City", que aunque deficiente en su guión, con hallazgos visuales espectaculares, sin olvidar los "300" de Zack Snyder o la macarrada de "Speed Racer", que bebe también de "Sin City" en cuanto a chroma y fondos insertados digitalmente-. Todo buen cinéfilo ve este voluntarioso film con una sonrisa en los labios y un gesto cómplice (al recordar lo más florido de varias tendencias cinematográficas) pero eso no es suficiente para articular la historia en esta cinta, que se ha quedado en lo que pudo ser y no ha llegado a ser.
TRAILER
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