- DIRECTOR: Jaume Balagueró, Paco Plaza
- GUIÓN: Jaume Balagueró, Manu Díez, Paco Plaza
- MÚSICA: Varios
- FOTOGRAFÍA: Pablo Rosso
- REPARTO: Manuela Velasco, Óscar Zafra, Juli Fàbregas, Javier Botet, Ferrán Terraza
A esta gente se le acabaron las pilas. Vamos, me refiero a JaUme Balagueró (si, pongo la U en mayúscula para que nadie se sienta ofendido…) el director catalán de desigual trayectoria que nos maravilló con su ópera prima “Los sin nombre”, pero que después ha realizado una errática andadura con películas tan desconcertantes como la película de la primera gira de Operación Triunfo, o títulos presuntamente espectaculares como “Darkness” o “Frágiles”, que en realidad resultan bastante mediocres. En cambio con “Rec”, consiguió un notable título aliándose con Paco Plazas (del que, por cierto, me encantó "Romasanta"). Una película sobrecogedora, rompedora de esquemas, que utilizaba el lenguaje audiovisual televisivo de “Reality”, y que lograba –con un guión brillante- un equilibrio perfecto entre el documental y la ficción, para dar un paso más allá en el género del terror. De verdad, una verdadera maravilla. Hasta el punto que los norteamericanos han realizado un “remake” del mismo. Pero parece que ahora, ciegos por repetir un éxito comercial como el de la primera parte, no han dado pie con bola. Lo que en la primera aventura fueron aciertos argumentales –como los zombies, las posesiones demoniacas, etc.- ahora se convierten en recursos tan infantiles y estúpidos, que no resultan creíbles ni para los actores. Y ya que hablamos de actores…¿Dónde demonios han hecho el casting de esta película? ¿En las filas de todos aquellos que fueron rechazados en las pruebas de acceso en la Escuela de Arte Dramático? Porque señores, NO SE PUEDEN SER PEORES ACTORES. Madre del amor hermoso, entre un geo argentino, un experto del ministerio de sanidad yanqui (que digo yo, que por ser norteamericano no tiene por qué ser buen actor…) y una galería de intérpretes tan mal ubicados como grotescos, este film probablemente pueda figurar en los primeros puestos de las películas peor interpretadas de la historia del cine. El planteamiento, no obstante, resulta interesante: tras la primera parte, en la que vimos a la reportera ser arrastrada a la oscuridad por un ser diabólico, un grupo de comandos especiales de la policía con lo último en tecnología, va a entrar para poner orden en el edificio, acompañados por un experto del Ministerio de Sanidad. La imagen que antes veíamos a través de una cámara de televisión local con una presentadora pija y algo ñoña, ahora lo vemos a través de las microcámaras que llevan los geos en sus cascos (vamos, con un preámbulo copiado de “Aliens” de James Cameron, pero en cutre). Como si fuera una sobredosis de un videojuego de primera persona (tipo "Call of Duty"), pero en plan empacho. A partir de su entrada en el edificio, créeme que no pasas ni un momento de miedo. Únicamente risas, por lo ridículo y poco creíble de las situaciones. A ver, señores, sitúense: son vds. unos entrenadísimos policías, expertos en situaciones complicadas. Entran en un edificio que está precintado, ya que hay un brote de un extraño virus parecido al de la rabia, en la que los infectados atacan sin pensar. Vale. Y están vds. ya dentro del edificio, armados hasta los dientes, apuntando con sus armas con mira láser, visión nocturna y mira telescópica…y aparece “algo” gritando, chorreando de sangre que viene corriendo hacia nosotros…¿qué harían? Vamos, yo apretaría el gatillo como si fuera un tomate maduro. Pues ellos no, oiga. Ellos mueven mucho la cámara (para que se vea poco la cosa) y salen corriendo ¿¿¿??? Bueno, pues como eso, la inmensa mayoría del metraje. Para colmo y remate de los tomates, los diálogos salchicheros en los que se intenta explicar la maldad del diablo… por favor, a estas alturas y después de haber pasado años de “El Exorcista”, “La Profecía” o “La Semilla del Diablo”. Un completo despropósito, que incomprensiblemente ha salido a la luz, y que ni siquiera consigue que nos riamos ni un poquito de los desmanes y desaciertos de una maquinaria, la de Balagueró y Plaza a la que se le ha acabado la batería. Como no la recarguen…lo llevan claro.
TRAILER
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