> Canal de Cine Federico Casado Reina: Más Amistades Peligrosas

Más Amistades Peligrosas

Chéri
No es que a Frears se le haya pasado el arroz; creo que aún tiene mucho que contar. Pero su último film ha sido algo inusual en su natural e inquieto talento creativo. Como su obra más conocida internacionalmente fue “Las Amistades Peligrosas”, basada en la obra teatral de Christopher Hampton sobre el texto de Pierre Choderlos de Laclos, con Glenn Close, Michelle Pfeiffer y John Malkovich, pues nada, a intentar replicar el mismo éxito, solo que algunas “sutiles” diferencias: ambientarlo en París, solo que un siglo después; fundir dos personajes –el vizconde de Valmont y la marquesa de Merteuil en el protagonista de esta nueva cinta, la meretriz Lea de Lonval, por cierto interpretada por la mismísima Michelle Pfeiffer, que también participaba en “Las Amistades Peligrosas”; trastocar el personaje femenino de la inocente señora de Tourvel y Cecile de Volanges en el protagonista masculino de film, Chéri, hijo de una antigua famosa cortesana, educado y guiado por las amigas de su madre –especialmente, Lea-. Y todo es precioso, perfecto, brillante, esplendoroso, opulento a la vez que decadente, con ese toque especial de la “Belle Epoque” parisina…pero sencillamente te deja frío. Una historia de estas características, con tantos recovecos sentimentales, enredos, bodas, encuentros, escarceos amorosos y voluptuosidad, merece algo más. Mejor dicho, mucho más. Michelle Pfeiffer, con una madurez realmente deslumbrante, da vida a la lánguida protagonista, instructora y arrebatadoramente enamorada de su joven pupilo, pero debido a la planitud (que no plenitud) de su personaje poco puede hacer la pobre. La estimulante presencia de la oronda Kathy Bates es otro valor añadido del film, que con su registro cómico crea un personaje entrañable, pero también insuficiente dentro de la estructura dramática del film. Si tuviéramos que calificarla de alguna forma, es como si hubieran hecho una copia de un dibujo de Toulouse-Lautrec o Paul Gauguin, solo que con menos color, con menos fuerza, y con un boceto copiado de cuadros más antiguos. Sería una preciosa litografía para colgarla en el cuarto de baño, pero sería, sencillamente, falsa. Pudiera haber esperado esta estratagema de cualquier otro cineasta, pero de Stephen Frears, me da un poco de pena. Él ha reinventado el realismo social, más allá de Mike Figgis o Ken Loach. Ha sido capaz de jugar con las reglas del Hollywood más comercial en filmes como “Héroe por accidente” o “Los Timadores”. Y por supuesto, triunfar estrepitosamente con “Las amistades Peligrosas” o con su anterior film, la sencillamente perfecta “The Queen” –que eso es dirigir actores, Dios mío de mi vida…-. Por eso, intentar replicar este éxito con los mismos elementos de la ecuación, solo que cambiando ligeramente la fórmula, es impropio de él. Ha sido chapucero, en un vano intento de seguir en el candelero y no le hacen falta estas lides para seguir siendo uno de los cineastas más interesantes del panorama mundial. Baste con que sea honesto consigo mismo, con su obra y con lo que quiera contar. Así Frears se ha forjado un nombre propio en la historia reciente del cine, y así debería de seguir siendo.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

una cursilada muy pastelosa