> Canal de Cine Federico Casado Reina: Vaya chasco...

Vaya chasco...

Shutter Island

Pocas veces he esperado una película con tantas ganas… y pocas veces me he llevado un chasco tan grande: el tándem Scorsese-DiCaprio nos ha ofrecido maravillas como “Infiltrados” o “El Aviador”, aunque también es cierto que “Gangs of New York” fue de lo peor en décadas (pero es cierto que tengo mis dudas sobre si la culpa la tuvo realmente Scorsese o los productores que mutilaron el montaje final…). El caso es que tenemos todos los ingredientes para que la ecuación perfecta del séptimo arte funcione: una novela interesante de un escritor de prestigio (Dennis Lehane, autor de “Mystic River”), un director que siempre ha aportado una visión personal a sus historias, un plantel de secundarios espectacular (desde Ben Kingsley a Max Von Sydow, casi ná…) y para remate de los tomates, una de las grandes superestrellas de Hollywood, un maduro Leonardo DiCaprio, en el cénit de su trayectoria interpretativa. Entonces, un momento… ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no funciona el invento? Pues vamos por partes, que diría Jack el destripador: por un lado, tenemos una historia realmente apasionante en la que un agente judicial es enviado a una isla donde está un misterioso sanatorio psiquiátrico de donde se ha escapado aún más misteriosamente una paciente de la manera más misteriosa (vamos, misterio a punta pala); todo esto está narrado con cierta desidia, cierto desdén. No hay electricidad en cada descubrimiento de la investigación y todo transcurre de una manera demasiado lenta, demasiado pausada, y lo que es peor, sin utilizar ni uno de los recursos clásicos del lenguaje cinematográfico del género. Personalmente, las innovaciones en cine me parecen excelentes, y si se rompen las reglas y el invento funciona, pues mejor que mejor. Pero cuando las reglas no se usan, y la cosa se torna plomiza y pesada… mejor volvemos a lo clásico que sí que funciona (y si no, recuerda el Scorsese de “El Cabo del Miedo”, con la arquitectura perfecta de un thriller, psicópata incluido. Por otro lado, tenemos a un protagonista realmente atormentado, con atroces recuerdos de su etapa como militar que liberó el campo de concentración de Dachau, en la Segunda Guerra Mundial, afanado por descubrir la verdad, incluso por encima de sí mismo. La esforzadísima interpretación de DiCaprio es digna de elogio, pero se diluye en un personaje realmente confuso desde el arranque del film. Un momento, pero no confuso ante sí mismo, que eso significaría atormentado, luchando por su propia identidad…sino confuso ante el espectador, incoherente desde el minuto uno. De esta manera, es muy difícil emprender un viaje con él y sentir empatía, por ende, prácticamente imposible. Con estos dos elementos, terminamos de desvincularnos de la historia, y las dos horas y media de duración aún subrayan más la desidia que empieza a embargarnos en la butaca después de haber comenzado con un prólogo más que prometedor –con excelente banda sonora y excelente factura visual- que rápidamente se deshincha. Y es una verdadera pena, porque la historia es realmente interesante e inteligente. Aún todavía más si vemos que toda la historia está narrada prácticamente en clave de puro cine negro, y desde un punto de vista muy particular. Pero no es suficiente para conectar, no es suficiente para sentir esa maestría que Scorsese demostrara en muchas de sus películas, porque el relato parece lanzado más por un principiante que titubea a la hora de contar lo que pasa, que por un mito del cine que ha escrito varias de las páginas más memorables de la historia del cine. Me resulta todavía más paradójico que Mr. Martin, que tiene en la industria más tiros dados que Millán Astray, recurra a una guionista relativamente novata en Hollywood –recordemos, su fama vino por escribir la adaptación de “Guardianes de la noche” para Timur Bekmambetov y posteriormente los fiascos de “Alexander” para Oliver Stone y la (innecesaria e inútil) adaptación norteamericana de “El Guía del desfiladero” para Marcus Nispel, así como varios capítulos para la (fracasada) serie de televisión reciente “Bionic Woman” –por cierto, otra adaptación de una serie de los sesenta…-. El resultado final es un producto errático, con destellos de interés, pero mal terminado, mal orquestado, y lo que es peor, que no funciona. Porque no da miedo. Y debería dártelo, porque la historia podría hacerlo. Vaya chasco…

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3 comentarios:

Carlos dijo...

Este jueves la iba a ver, pero me decidiré por otra, porque la crítica me ha echado para atrás.
Saludos.

Anónimo dijo...

Abusa de los onírico y los flashback, y el personaje anda tan confundido que incluso confunde al espectador. El final (no cuento nada) justifica algo lo onírico, pero solo en parte. Una decepción.

Vengador justiciero

Federico Casado Reina dijo...

Es una lástima que una idea interesante de planteamiento luego se malogre de esa manera.