La técnica no es suficiente

Cazadores de Dragones

• DIRECTOR: Guillaume Ivernel, Arthur Qwak
• GUIÓN: Arthur Qwak, Frédéric Lenoir
• MÚSICA: Klaus Badelt
• FOTOGRAFÍA: Animación REPARTO (en sus voces originales): Vincent Lindon, Forest Whitaker, Patrick Timsit, Philippe Nahon, Amanda Lear, Marie Drion, Jeremy Prevost

No, no basta con la técnica. El mejor efecto especia y/o despliegue visual en una película es la imaginación. El guión, la historia, vamos. Centrándonos en el mundo de la animación, “Blancanieves y los siete enanitos” marcó un antes y un después en la historia del cine, pero no por innovar la animación multiplano, dando cierta perspectiva y tridimensionalidad a dibujos en 2 dimensiones, sino porque el brillante guión elaborado por la Disney conseguía atraparnos desde el minuto uno hasta el final, desgranando personajes inolvidables a cada secuencia, mostrándonos una evolución dramática de la historia realmente impecable, y haciéndonos disfrutar con la esencia misma del cine, sea con dibujos animados, con personas, con animales o con lo que sea. Por eso cuando uno ve un despliegue visual tan apabullante como el que se ha realizado en este film, uno no tiene por menos que sentir lástima. Lástima porque esta parafernalia apabullante de trucos visuales y animaciones infográficas no se corresponde con la calidad de la historia, y lástima porque se dan varios pasos atrás con filmes como este, que encima, se ha realizado en Europa. Porque si podemos echarle la pata de alguna forma a Hollywood en cine, es con cine animado. Porque ¿acaso en España (o en Europa…) podríamos hacer una producción del estilo de “Avatar”? Pues no. Pero si podemos realizar un film de animación interesante, con una buena historia y un universo visual por menos que interesante… (que eso depende de los Gigabytes de las placas y los ordenadores, y menos de la producción pura y dura). De esto ya se ha dado cuenta nuestro avispado Antonio Banderas y está apostando muy fuerte por animadores e infógrafos españoles (ahí tenemos “La dama y la muerte” de Kandor Moon, nominado al Oscar…). La gran crisis de Disney, que hizo que Michael Eisner cerrara los estudios de 2D, vino precisamente por intentar rentabilizar la máquina de producción de animación “al precio que sea”. La gran época dorada de Disney se produjo precisamente porque se tardaban de cinco a diez años en crear una película y en ese tiempo el guión que se originaba era un prodigio. En cuanto se intentó crear a película por año (para así ganar más dinerito en merchandising y demás…) se fastidió el invento, porque se puede optimizar el tiempo en que la técnica realiza los dibujos… pero no la creatividad. No obstante, “Cazadores de dragones” es quizás uno de los filmes de animación más creativos que hayamos visto recientemente, tanto en diseño de personajes, como en la imaginación a la hora de crear el mundo del film (continentes y castillos enteros que flotan, monstruos que se disgregan en mil más, criaturas realizadas de huesos…), pero el guión… vamos a dejarlo. ¿Por qué no se invierte más en guiones, en historias, y menos en despliegues técnicos? Además de resultar muchísimo más barato, resultaría exponencialmente mucho más gratificante para el espectador, porque el film que nos ocupa trata a los niños con una simpleza argumental que es digna de un chimpancé, más que de un humano. Así que más vale que se intenten contar historias interesantes, aunque sean a la vuelta de la esquina –ahí tenemos a Pixar, que nos va sorprendiendo día a día con genialidades como “Up”- que hacer extravagancias en mundos remotos llenos de leyendas épicas… que tienen mucha menos chicha.

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