- DIRECTOR: Lars von Trier
- GUIÓN: Lars von Trier
- MÚSICA: Mikkel Maltha
- FOTOGRAFÍA: Manuel Alberto Claro
- REPARTO: Kirsten Dunst, Charlotte Gainsbourg, Kiefer Sutherland, Charlotte Rampling, Alexander Skarsgård, Stellan Skarsgård, Udo Kier, John Hurt, Brady Corbet
Para gustos, los colores. Hay gente que se emociona con Rachmaninov y otra que lo hace con King Africa; y hay gente que disfruta del Jamón de Jabugo 5 jotas... y otra que, inexplicablemente, prefiere un bocata de chopped (pork). ¿Quién tiene razón? Pues todos y ninguno. Si tomamos el planteamiento del cine como medio de expresión artístico, como algo más que una simple atracción de centro comercial en fin de semana, donde se va a pasar (o mejor dicho, matar) el tiempo durante dos horas y media mientras se leen (y envían) mensajes en el móvil, se comen 2 kilos de palomitas y 2 litros de refresco y se mete mano al novio/novia (en todas las posibles combinaciones, por supuesto), entonces quizás podamos empezar a plantearnos la exquisitez, la sabiduría y el aplastante buen gusto de Von Trier a la hora de hacer cine, más allá de sus rabietas políticamente incorrectas (que incluyen hasta declaraciones a favor de Hitler, costándole muchos problemas...). De acuerdo, según el propio Trier, esta película puede ser basura pretenciosa. Pero yo más bien veo una obra de arte incontestable. Como un cuadro de El Bosco, un retablo fascinante donde el director, con la habilidad de un maravilloso artista, es capaz de hacer uno de los mejores retratos del alma humana de la historia del cine. Ahí queda eso. Así de simple, así de contundente...y así de radical, como el propio Trier. Esa supuesta banalidad con la que intenta retratar cada uno de los personajes, cada una de las situaciones, es demoledora a nivel emocional, conmociona prácticamente a cada plano. Y si hablamos del lenguaje audiovisual, tendríamos que remontarnos al "2001" de Kubrick y a Strauss para encontrar una simbiosis tan perfecta entre imagen y música, ya que el preámbulo del film, con partitura de Wagner, es una de las más bellas reflexiones audiovisuales que se hayan hecho en la historia del cine. Puro arte, pura expresión que contiene además un profundo e irónico mensaje a la sociedad occidental, como un sonoro tartazo al modo de vida que se está acabando. Esa parábola de unir una catástrofe planetaria (en el film, un planeta va a chocar contra la tierra, acabando así con la vida, tal y como sucedía en "Deep Impact" o "Armageddon", solo que sin militares, ni Bruce Willis, ni evacuaciones masivas...) a una catástrofe social, familiar y personal con la excusa de la convulsión sufrida en una boda de lo más convencional (cientos de invitados, presupuesto holgado para una celebración de ensueño, comida, baile, etc.) es de una perfección asombrosa, permitiendo a Trier diseccionar con la exactitud del mejor cirujano cada una de las capas que van envolviendo al "ser" de cada personaje (centrándose en dos hermanas, una que se casa, y la otra, que ya casada, ve reflejada una suerte de ridícula comedia de su propia vida lo que está viviendo). El director, además, ha tenido la inteligencia de provocar a todo el mundo hablando él mismo fatal de su película, poniendo el parche antes de que salga la herida. Pero no hacían falta estos aspavientos de "enfant terrible" para convencernos ni de la capacidad, ni de la calidad de este director, que a cada película nos deslumbra. Es precisamente lo que quería hacer Malick en "El árbol de la vida", pero bien hecho: una de las radiografías más certeras de la vida, del alma, de la inexplicable tristeza que nos puede embargar cuando parece que lo tenemos todo. Todo eso y mucho más reflejado a través de unas espectaculares interpretaciones -donde destacan Kirsten Dunst, realmente impresionante, y Charlotte Gainsbourg- que además demuestran (una vez más) lo bien que es capaz de dirigir Trier a cada uno de los actores, en un casting ejemplar, modélico, donde cada personaje (e intérprete) encaja con la perfección de un exquisito puzzle. Desde Kiefer Sutherland a Udo Kier, desde John Hurt a su habitual Stellan Skarsgard. Una delicia, néctar cinematográfico exquisito, capaz de deslumbrar al más selecto de los paladares. Claro que insisto, si lo que ese paladar está acostumbrado a degustar es cine de uso y consumo, productos de simple entretenimiento que no persiguen más que atontar los sentidos, entonces le parecerá una aberración. Como a mí me parece que a alguien le guste más el Chopped que el 5 jotas.
TRAILER
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