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Pero ¡Qué barbaridad!

Misión Imposible 4: Protocolo Fantasma

Las cosas, son como son. Y todos aquellos que se empeñan en mostrarnos la faceta más pedante del cine, para mí son snobs que no tienen ni puta idea. Porque, señores, D. W. Griffith, W. Murnau, S. M. Einsenstein, Abel Gance o Fritz Lang (por citar a algunos) han jugado exactamente a lo mismo que Tom Cruise (como productor) para crear la cuarta parte de esta trilogía: a hacer espectáculo. Porque el cine, más allá de las consideraciones filosóficas que pudiéramos darle, es básicamente eso. Espectáculo. Y desde luego, la película que nos ocupa es una de las más espectaculares que jamás haya visto. Ni Jason Bourne, ni James Bond, ni siquiera las aventuras anteriores de Ethan Hunt pueden llegarle ni a la suela del zapato a este film, en el que de verdad se nota lo de la mecha que va a hacer explotar algo, y como cada vez está más cerca el desenlace y hay que solucionarlo sea como sea. Me quito el sombrero con Brad Bird, uno de los directores estrella de la productora de animación digital Pixar, que nos ha regalado perlas como "Los Increíbles", "Ratatouille" -aunque no sea santo de mi devoción- o uno de sus primeros trabajos, "El gigante de Hierro". Todas ellas cintas de animación, pero está visto que para hacer cine de animación hay que dominar a la perfección todo el lenguaje audiovisual, teniendo clara cuál es la arquitectura de cada género. Y aquí este director ha dado una verdadera clase magistral de cómo hacer el mejor cine de acción. Más aún, creo que en toda mi vida no he visto ninguna -ojo, ninguna- película que me haya mantenido tan en tensión desde el minuto uno hasta que han salido los créditos finales. No miré el reloj ni una sola vez, entre otras cosas porque...¡¡no había ni tiempo para eso!!! Un verdadero frenético delirio donde se definen los nuevos parámetros del cine de acción (aunque personalmente creo que será bastante difícil que se haga una película con más acción que esta). Pasan tantas cosas en esta aventura, hay tantas peripecias, tantos sucesos encadenados, tantas tramas que resolver (y todo ello a la vez...) que casi le hace falta a uno un mando a distancia para parar un poquito la película y dejar que el corazón recupere su ritmo habitual. Pero ¡Qué barbaridad, por Dios! Auténticamente de infarto, no hay descanso alguno. Y lo más alucinante: esto pasa en los cinco primeros minutos, donde casi no puedes ni respirar. Todo antes de los créditos iniciales y uno se preguntan ¿pero cómo van a seguir después de esto? Bueno, pues siguen, vaya si siguen. La acción comienza cuando van a liberar al mismísimo Ethan Hunt de una prisión rusa, y se le encarga la peligrosa misión de evitar un desastre nuclear a nivel mundial cuando tiene que robar los códigos de lanzamientos de los misiles de...¡¡el mismísimo Kremlin!! Claro que como suele pasar en estas películas, estarán solos ante el peligro y el gobierno negará cualquier relación con ellos y para colmo, y citando al mismísimo Murphy (el de las leyes...) si las cosas estaban mal...pues siempre se pueden poner peor. Enmierdados hasta las cejas, Hunt y su equipo tiene que intentar solucionar un problemón de proporciones apocalípticas, y desde luego, no es nada, pero nada fácil. Viendo esta película, es como si hubieran metido en una coctelera todas las mejores películas de acción, las hubieran filtrado, mejorado, renovado y ecualizado, y una vez ya destilada la fórmula, nos la sirvieran de la mejor manera (quizás demasiado fuerte para mi gusto, y le habría rebajado aunque fuera un poco la acción, porque hay momentos en los que -de verdad- casi no puedes ni llevarte las palomitas a la boca....). En cuanto al máximo artífice del film, productor y sempiterno protagonista, uno no tiene por menos que reconocer su profesionalidad más allá de su cuestionable biografía personal orientada a una secta como la cienciología -cosa que por otra parte, no importa en absoluto-. Cruise ha demostrado no solo seguir siendo buen actor, sino un atleta excepcional (especial atención merecen sus evoluciones -ojo, cuando digo SUS, son SUS, porque no ha sido doblado por ningún especialista...- en el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo sito en Dubai con...¡¡¡828 metros de altura!!!!!) y un comprometido productor capaz de reunir un brillante equipo -donde además de Bird en la dirección, caben destacar el excelente guión de Christopher McQuarrie, Josh Applebaum, Andre Nemec y la espléndida banda sonora de Michael Giacchino- para ofrecer al espectador la mayor (y mejor) ración de "Misión Imposible" no solo de toda la saga cinematográfica, sino de toda la historia, serie de televisión incluida. Otro elemento que realmente ha funcionado a la perfección es la elección del nuevo equipo, donde cabe destacar Simon Pegg, que añade una nota cómica de lo más acertado -y que tiene química con el propio Tom Cruise- y una guerrera Paula Patton que sobrepasa a todas las anteriores mujeres del equipo de Misión Imposible de manera exponencial -no solo es guapa, sino fuerte, lista, ágil...vamos, la agente perfecta que podría darle sopa con ondas al más pintado-. Como ya he dicho antes, mucho tendrán que espabilarse las franquicias de James Bond y Jason Bourne para llegarle al equipo de Ethan Hunt ni a la suela del zapato.

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