- DIRECTOR: Nicolas Winding Refn
- GUIÓN: Hossein Amini (Novela: James Sallis)
- MÚSICA: Cliff Martinez
- FOTOGRAFÍA: Newton Thomas Sigel
- REPARTO: Ryan Gosling, Carey Mulligan, Ron Perlman, Christina Hendricks, Bryan Cranston, Oscar Isaac, Albert Brooks, Tina Huang, Joe Pingue, Christian Cage, James Biberi
Tengo que confesar que cuando leo muchas críticas positivas sobre una película, cuando me entero que ha recibido muchos premios, y cuando alguien me dice "es la mejor película del año" me suelo poner muy a la defensiva a la hora de verla. Es más: suelo ir con un fusil ametrallador con mira telescópica y cuando me siento en la butaca, estoy esperando para despedazarla. Y así es exactamente como fui a ver la cinta que nos ocupa, y que contra todo pronóstico, me encantó; me pareció una de esas pequeñas joyas en las que un cineasta es capaz de destilar lo mejor de su narrativa a la hora de contar una historia que, bebiendo de clásicos como "Bullit", "Taxi Driver", cualquier cinta de Sergio Leone -y por ende, del universo Tarantino...-, es capaz de trascender a estas y conseguir dar un paso más en la estética y en la propia dramaturgia.
Parece mentira que con personajes tan manidos como ladrones de bancos, traficantes, mafiosos, mecánicos y misteriosos desconocidos y con elementos tan clásicos en ecuaciones del cine negro como coches deportivos, robos, ajustes de cuentas y amores imposibles se logre un producto original, que demuestra que no todo está inventado, que aún se puede aportar algo nuevo a la historia del cine. Aunque exista quizás un afán desmedido en la forma, que en muchas ocasiones olvida el trasfondo -como ya pasaban en anteriores películas de este realizador danés como "Bronson" o "Valhalla Rising"-, se da un paso más allá, llenando mucho más el contenido. Además el lirismo audiovisual de este realizador llega a la categoría de auténtico arte, conmovedor, intimista y de un calado emocional realmente turbador.
El uso de esos elementos tan básicos, pero tan demoledoramente efectivos, consigue dejarnos en muchos casos realmente hipnotizados por la fuerza artística de la expresión; pero lo más alucinante, lo que más me impactó es que toda la contundencia con que Winding Refn utiliza la violencia nos explota cuando menos lo esperamos, de una manera tan fortuita, tan azarosa como la vida misma. Esos matices grises, que tan mal estaban difuminados en "Bronson", ahora llegan al nivel de un cuadro de Monet, en una microscópica escala que sube in crescendo casi sin darnos cuenta: un buen chico trabaja en un taller mecánico. De modales exquisitos, educado, amable y callado, en sus horas libres también realiza tareas de especialista en persecuciones y escenas de accidentes de coches en rodajes de cine y televisión de la ciudad donde vive, nada más y nada menos que Los Angeles. Pero su dominio de los coches llega mucho más allá, ya que también participa en robos, siendo el conductor perfecto, capaz de sacar de cualquier problema a los atracadores de cualquier sucursal o almacén. Claro que su bien ordenada vida, empezará a cambiar cuando descubre a su vecina y su hijito.
No hace falta decir más. No hace falta explicar más. Todo lo demás está en la pantalla, esperando para ser descubierto, y créeme, que lo descubrirás, en uno de los más sorprendentes, preciosos -a pesar de su brutal violencia- y estilísticamente perfectos filmes de los últimos años. Pero por si faltara poco con esa ración de dominio visual, este director consigue tener un nivel actoral de un nivel superlativo, con estrellas clásicas como Albert Brooks, iconos del género como Ron Perlman, y un joven protagonista como Ryan Gosling que rubrican una cinta realmente fantástica.
De las que merece la pena ver un mínimo de tres veces, y así apreciar todos los sutiles matices que nos ofrece, a cada plano: si metiéramos en un coctelera a Tarantino, a David Lynch, a Scorsese, a Peckinpah e incluso -y me atrevo a decirlo..- a Kubrick, tendríamos este film, que además emplea de una manera ejemplar la banda sonora.
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