> Canal de Cine Federico Casado Reina: ¿Para qué pasarse a la acción real?

¿Para qué pasarse a la acción real?

John Carter
Es muy loable que un director cambie de registro en su carrera. Se supone que un creador tiene que buscar su propia "voz" a través de su obra, y evolucionar en la misma supone cambiar, experimentar... pero tampoco olvidemos que los experimentos, con gaseosa. Porque experimentar con un presupuesto de 250 millones de dólares, es mucho experimentar. Claro que viendo el resultado de esta mediocre película, que intenta de mala manera y sin conseguirlo, hacer un taquillazo con ingredientes de "Avatar" y "Dune", entre otros títulos de la ciencia ficción cinematográfica, lo más seguro es que los productores hayan contado con Stanton para hacer realidad la adaptación de la primera novela fantástica de Edgar Rice Burroughs (el autor de "Tarzán") al ser un director "de la casa", tras haberles hecho ganar muchísimo dinero con "Wall-E", con "Buscando a Nemo" y con "Bichos, una aventura en miniatura". Está claro que este director tiene talento, ya que "Wall-E" es una verdadera delicia: narrativa perfecta, ironías en su sitio, evolución de la historia, montaje excelente... entonces ¿para qué te pones a experimentar con una película de acción real? No funciona de la misma manera. Ahora los personajes no tienen por qué declamar como si estuvieran en un teatro, y se vuelve a cometer el mismo fallo de siempre en muchísimas películas de ciencia ficción: no se dejan claro los parámetros para hacer creíbles una historia, ni se explica nada al espectador. O sea que el que se sienta en la silla tiene que saber, por supuesto, cómo fue la Guerra Civil de Estados Unidos, cómo funcionan los aparatos energéticos que aparecen en el film, qué razas y qué papel juegan en la estructura de un planeta lejano (Marte, o Mar-sum, como ellos lo llaman...) y por supuesto, cuál es la profecía que estaban esperando los marcianos. Eso para empezar a enterarse de la película, porque de otra forma, te quedas a dos velas, que es como yo me he quedado con el film. No sirven de nada los efectos visuales -eso sí, cuidadísimos- en los que la Disney-Pixar se ha gastado un pastón. Tampoco sirve coger a un joven y carismático actor -ya visto en "X-Men Orígenes: Lobezno"- para ser la estrella y ponerle a su lado a una preciosa joven para que vivan un romance en la que el desconocido rescate a la princesa. Ni por supuesto, tampoco sirven las secuencias de acción desmesurada, porque en el marco de un desarrollo lento, tedioso y lleno de grandilocuencia y un punto de cursilería, tampoco consigue que se anime el asunto. Un momento, llegado a este punto a ver si podemos dejar claro de qué va la película: resulta que un veterano de la Guerra de Secesión Americana por equivocación contacta con un extraterrestre que viene de Marte, y tras pelearse, toca un raro instrumento y de momento, se ve en Marte, nada más y nada menos. Allí, para empezar, resulta que la estructura ósea y muscular le permite saltar kilómetros de altura, con una facilidad pasmosa (y digo yo, si salta así, es que sus músculos le permiten desarrollar muchísima fuerza... entonces ¿porqué no es invulnerable, como el mismísimo Supermán?), y se encuentra con una extraña raza humanoide de reptiles que tienen cuatro brazos, con la que medio congenia después de algunos encontronazos. Y el despiporre, resulta que además de esa raza, hay otra raza exactamente igual a la humana, que está en plena guerra, ya que una estirpe de Monjes tiene una ilimitada fuente de poder... Está claro que la desbordante imaginación de Edgar Rice Burroughs realmente derrocha elementos sorprendentes... pero para 1911, que es cuando se escribió la novela. Ahora esta historia resulta por menos que ridícula, cuando no delirante de principio a fin. Hemos visto y leído suficiente literatura fantástica, de Ray Bradbury a Isaac Asimov, pasando por Philip K. Dick, Heinlein, Herbert o Arthur C. Clarke, como para tragarnos esta fantasía cuasidecimonónica sin pies ni cabeza. Y estaría bien, siempre que hubiera tomado por el derrotero del romanticismo, de una concepción complaciente de una historia que girara sobre el amor, etc. En vez de eso, nos tenemos que tragar -que es mucho tragar- ese mundo de fantasía que resulta increíble, además de por su propio planteamiento, porque no sitúan las reglas desde un principio. No me extraña en absoluto que en Disney-Pixar (o mejor dicho, Disney-Pixar-Marvel) se estén tirando de los pelos con los mediocres resultados de taquilla de todo el mundo -que no ha conseguido ganar dinero, simplemente igualar el presupuesto...-, temiendo seguramente no volver a tener el tino para los productos de entretenimiento familiar que no sean de animación. Por eso, Stanton, sigue haciendo cine de animación, que para eso eres un genio. Pero para los personajes reales -aunque sean infográficos- la verdad es que de momento, solo regular.
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