> Canal de Cine Federico Casado Reina: Un desmadre demasiado caro (y malo)

Un desmadre demasiado caro (y malo)

El hombre de los puños de hierro
DIRECTORRZA
GUIÓNEli Roth, RZA
MÚSICAHoward Drossin
FOTOGRAFÍAChi Ying Chan
REPARTORZA, Russell Crowe, Lucy Liu, Pam Grier, Dave Bautista, Rick Yune, Chia Hui Liu, Cung Le, Daniel Wu, Byron Mann, Osric Chau, Celina Jade, Jin Auyeung

Que sí, que sí, que todos sabemos que tanto Quentin Tarantino (productor de la película) como RZA, el director, coguionista y protagonista de la historia seguro que se lo han pasado pipa haciéndola. Rap y Kung-fu, una bizarra combinación que desde hace muchos años viene empapando la trayectoria y vida personal de RZA, ahora trasladada a la gran pantalla con una lustrosa producción de 15 millones de dólares, con estrellas internacionales como Russell Crowe, Lucy Liu, e incluso estrellas de la lucha libre americana como Dave Bautista. Vamos, un producto para el disfrute y goce de una glorificada serie Z... que al final se queda en Z.

¿Pero qué no ha funcionado? Pues lo que suele no funcionar en un producto de estas características: el guión. Ojo, no es que uno crea que vaya a ver una maestra de Bergman, porque hay que tener claro lo que uno va a ver (o sea, cachondeo, despelote, guantazos hasta las diez de la noche, sangre, rap y cine explotation reciclado). Pero hasta ese tipo de productos, ese tipo de cine tiene sus propias reglas, unas reglas que, de romperlas, al final lo que queda es un producto muy lujoso... pero vacío, que cansa a partir de la primera media hora y que se convierte en una experiencia realmente insufrible. Tan insufrible como contemplar el video de bodas de unos amigos íntimos, que seguro que a ellos les encanta porque está lleno de chistes y claves que sólo ellos conocen... pero que a los demás aburre hasta la muerte. Algo así ha pasado. Han hecho la película para ellos -y encima, contando en el guión con el dudoso privilegio de la colaboración de Eli Roth, guionista y creador de la saga gore "Hostel", y actor de "Malditos Bastardos", entre otras- y el espectador se queda un poco a cuadros al ver que las claves que hay que aceptar A) o son demasiado bizarras B) no terminan de explicarse con total claridad desde el minuto uno, y lo que es peor C) se cambian cuando le da la gana al director, para que todo encaje como el quiere. Toma ya.

Y claro, de esa forma, terminas saliendo de la historia y aunque veas al gran Russell Crowe con cara de desafiante y estreñido -y por cierto, gordo como un sollo- o a la divina Lucy Liu como madame de un burdel asiático, o espectaculares efectos visuales encajados en unas barrocas coreografías de Kung Fu... la historia termina por no importarte ni un pimiento y lo único que quieres es que acabe ya la tortura de ver este engendro y puedas salir de la sala. En serio, jamás pensé que iba a decirlo, porque me encanta el malsano sentido friki setentero de Tarantino, y pensaba que todos sus productos iban impregnado de esa pátina. Y también me encanta el Kung Fu -desde las clásicas producciones de Raymond Chow hasta Bruce Lee o el mismísimo Sonny Chiba- pero esto me parece directamente una tomadura de pelo, una marcianada demasiado cara y demasiado mala. Intolerable, vamos.

La historia es tan deficiente como pretenciosa: resulta que el emperador quiere proteger un cargamento de oro en su transporte, y contrata los servicios de un clan de Kung fu, los leones. Pero hay luchas internas, y enfrentamientos con otros clanes, como el de los lobos. Por medio también hay un extraño occidental que viene hasta allí con extrañas intenciones, así como un burdel por el que pasarán casi todos ellos... y un herrero que fabrica armas para todo el mundo y que al final, viendo el follón que hay por esos lares, se fabricará para él mismo unos puños de hierro para poner orden. Tienes mi palabra de honor en que ésta es la demencial historia que no hay quien comparta, porque aunque la entiendas, resulta completamente ridícula.

Como ridículo resulta igualmente el tono de la historia: a ratos parece sacado de un cómic, a ratos parece un programa infantil, y a ratos una película gore. Y para rematar, otros ratos un blandiporno. O sea, una locura que no hay por donde cogerla. Lógicamente, en USA, donde RZA es superfamoso, es un producto de lo más vendible. Pero fuera de las fronteras norteamericanas, es un pestiño difícilmente digerible, incluso por los más fanáticos admiradores del género, que somos incapaces de compartir la visión y narrativa de este rapero metido a superestrella del cine, verbigracia de Tarantino.

Pero lo peor está por venir, ya que éste ha sido su primer film, y ya está preparando otros dos más con las mismas características. Ahora, eso sí: han sabido vender este producto como nadie: los trailers son magníficos. Hasta a mi me han engañado, fíjate...
 
TRAILER 


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