> Canal de Cine Federico Casado Reina: No es oro. Pero es plata.

No es oro. Pero es plata.

El lado bueno de las cosas
DIRECTORDavid O. Russell
GUIÓNDavid O. Russell (Libro: Matthew Quick)
MÚSICADanny Elfman
FOTOGRAFÍAMasanobu Takayanagi
REPARTOBradley Cooper, Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Jacki Weaver, Chris Tucker, Julia Stiles, Anupam Kher, John Ortiz, Shea Whigham, Dash Mihok, Paul Herman, Brea Bee

Los hermanos Weinstein son unos genios. Eso lo tengo clarísimo. No por haber descubierto el talento de Quentin Tarantino, o haberle robado Oscars a Spielberg (concretamente, el año de "Salvar al soldado Ryan" con "Shakespeare in love"), sino por saber mejor que nadie de qué va la industria del cine, del entretenimiento, y cuál es el papel que hay que representar en el panorama de Hollywood. Eso se lo saben de memoria, e incluso llevan a buen puerto la máxima del maestro Hitchcock, que decía aquello de "causar la máxima repercusión con los mínimos elementos". En eso, son maestros. Y con esta película lo han conseguido (otra vez!!).

De acuerdo, es un film amable de ver, complaciente, hasta "bonito". Eso sí, hay que tener claro que no vamos a ver una comedieta romántica, sino más bien un dramón existencial de los de no te menees, donde un cornudo le pega una paliza brutal al amante de su mujer, siendo posteriormente ingresado en un psiquiátrico y al salir se encuentra con otra desequilibrada, que tras la muerte de su marido policía se ha vuelto ninfómana. Un cuadro, vamos. Para remate, resulta que el protagonista tiene que volver a vivir con sus padre, que ha perdido la pensión y es un obseso de las apuestas. En este particular ecosistema, que intenta reflejar la sociedad norteamericana contemporánea con todas sus luces y sus sombras, es donde se desarrolla esta soterrada y aguda crítica a las expectativas que la sociedad occidental plantea a la hora de buscar la felicidad; la ecuación A) Busca una chica B) Busca un trabajo C) Busca una casa D) Cásate y E) Sé feliz, al parecer ya no funciona. O no funciona tal y como todo el mundo espera, el sueño de hadas se ha resquebrajado y hay que reinventarse. Incluso uno de los personajes del film, que ha conseguido ese "sueño americano", no es en absoluto feliz y en sus propias palabras "se siente asfixiado"...

O'Russell, un mordaz crítico de la sociedad norteamericana desde "Tres reyes" -impagable visión del ejército a través de unos veteranos que deciden hacer su agosto en una ofensiva en la guerra de Irak- hasta "The Fighter" -corrosiva reflexión del triunfo a través de un boxeador mediocre y su hermano yonki, que le ayuda a entrenar...-, en esta ocasión y adaptando la novela de Matthew Quick realiza un fresco con un trazo algo errático, perdiendo el tono en varios momentos y sin saber quedarse a una carta: ¿es una comedia? ¿es un drama? Ya, ahora saldrá el listo que dirá "es que la vida es una comedia y un drama", pero eso no es lo que quiero decir. Independientemente de lo que uno va a contar, es necesario que el director -que para eso "dirige" un determinado mensaje, con una determinada entonación y un determinado lenguaje- tenga claro qué es lo que quiere provocar en el espectador. Y eso es lo que creo que no termina de funcionar en el film. Esa indefinición hace que lo que podría haber sido una obra de una importancia mucho mayor termine por ser una peliculita.

Hay que reconocer primero que hay secuencias realmente sobrecogedoras, más que nada por las sobresalientes interpretaciones de Cooper, De Niro y de una sorprendente Jennifer Lawrence, que demuestra que es un pedazo de actriz como la copa de un pino más allá de las tonterías adolescentes de "Los Juegos del Hambre". Y lo segundo -y me repito con el principio de la crítica-, la inteligencia de los Weinstein para vender como oro el plomo. Vale, no es plomo, pero tampoco oro. Dejémoslo en plata. Camuflada como una película de una entidad que realmente no tiene, el producto final ha quedado absolutamente amplificado por una campaña mediática en la que se incluyen nominaciones a los Oscars, Globos de oro (premio para Jennifer Lawrence y 4 nominaciones más), BAFTA (mejor guión adaptado, 3 nominaciones más) y así un larguísimo etcétera. Han sabido ponerla de moda, como hacen con todas sus películas. No hay nada mejor para triunfar en los festivales que una película de conflictos sociales evidentes, y si encima hay patologías psiquiátricas, mejor -que se lo digan a "Rain Man"...-.

Lo que supondrá el espaldarazo definitivo para las dos estrellas emergentes más prometedoras de Hollywood, Cooper -que también es productor ejecutivo- y Lawrence, es el reconocimiento unánime de sus registros en el film, que logran conmover en varias secuencias y que hacen cada vez más creíbles los roles de estrellas del cine, con la que está cayendo ahora mismo en el panorama audiovisual a nivel mundial. Pues señores, todavía se puede uno buscar la vida con una película pequeñita, con historias pequeñitas, y anécdotas pequeñitas (que como ya sabemos, cuanto más pequeña y local sea una historia, más universal terminará siendo).
 
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