Frozen. El reino del Hielo
Igual
que el turrón, que vuelve a casa por Navidad, Disney siempre se las ingenia
para tener al menos un título en estas fechas, sobre todo porque es una de sus
grandes puntas de lanza para vender su merchandising, y por supuesto, los
mejores anuncios para sus parques temáticos. Porque, señores, no nos engañemos
más: la compañía del ratón más famoso de la historia de la humanidad (con
permiso del ratoncito pérez, claro) tiene muy claro su modelo de negocio y
explotación, de manera que las películas se han convertido en eso: fastuosos
anuncios para seguir vendiendo y explotando beneficios.
Independientemente
de lo anterior, no cabe duda que desde que Pixar se unió a Disney, el talento
de John Lasseter como productor ejecutivo está quedando de manifiesto en las
últimas producciones, añadiendo savia nueva a las clásicas ecuaciones de la
factoría, y mejorando muchos elementos que ya se habían quedado algo
anquilosados. En el caso del film que nos ocupa, podríamos decir que Disney
vuelve a sus orígenes, de la misma forma que lo hizo con "Enredados",
solo que dando un paso más allá y añadiendo números musicales sin excusa
alguna. Si encima tomas el texto original de un clásico de los cuentos como es
Hans Christian Andersen, pues resulta que tenemos un producto a la medida del
público de Disney...de hace unos años.
Me
explico, la película es divertida, tiene pulso, técnicamente es impecable
pero... resulta demasiado ñoña, demasiado orientada a las niñas. Ahora no hay
una princesa, sino dos. No hay un galán, sino dos. Y todo es lujo, boato,
romanticismo, castillos y trajes preciosos: Elsa es una niña con el poder del
hielo, pero no sabe controlarlo. Cuando Ana, su hermana, sufre un accidente y
es salvada en el último momento por los trolls, Elsa tiene que recluirse para
no dañar a nadie más; pero un buen día, cuando es coronada reina, desata un
invierno permanente, del que únicamente puede salvar al reino su hermana Ana,
ayudada por un leñador y su reno.
Quizás
los números musicales, que son de un gran empaque y muy espectaculares,
deberían haber estado mejor ubicados dentro de la estructura dramática de la
historia ya que parecen "pegados" de mala manera sencillamente para
mostrar de manera bastante burda las emociones de los personajes, y el tono a
veces cambia inesperadamente de manera que la historia termina por resentirse.
No obstante, los seguidores del clasicismo Disney terminarán muy contentos con
toda la galería de personajes que encaja bien en el patrón, y que tienen a
partes iguales humor, toques aventureros, ternura y entrega. Todo muy bien
estudiadito.
Tuve
la oportunidad de ver la película con la sala llena de público infantil, ya que
me gusta comprobar la reacción de este tipo de películas en el público (de
hecho, están hechas para provocar euforia y emociones varias) y lamentablemente
tengo que decir que la mayoría de niños, aunque no se quejaban ni hablaban por
estar aburridos, tampoco reían y se emocionaban como he podido comprobar que lo
hacían con otras películas Disney. Es el problema de ubicar el mensaje para un
público demasiado enmarcado (esto es, niñas de entre 7 y 10 años). Muchas
princesas, pero los personajes masculinos no están demasiado perfilados, y aunque
hay aventuras y momentos de tensión, quedan difuminados por la historia general
que queda demasiado almibarada y llena de una empalagosa dulzura demasiado
rosa.
Lo
más divertido de todo esto, es que Disney ya dijo con "Enredados" que
era la última película de princesas que iba a hacer. Je, ¿no querías caldo?
Pues toma dos tazas llenas, princesas hasta las trancas.
TRAILER
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