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Relatos Salvajes: Seis cápsulas de mala leche

Relatos Salvajes
Director: Damián Szifrón
Guión: Damián Szifrón
Música: Gustavo Santaolalla
Fotografía: Javier Juliá
Reparto: Ricardo Darín, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Érica Rivas, Oscar Martínez, Rita Cortese, Julieta Zylberberg, Osmar Núñez, Nancy Dupláa, Germán de Silva, María Marull, Marcelo Pozzi, Diego Gentile, María Onetto

Siempre me sorprendió bastante que el director español vivo más famoso (esto es, Pedro Almodóvar) no tuviera una febril actividad no ya como realizador, sino como productor, al poder ser embajador de una cinematografía a nivel mundial. Salvo algunas excepciones como Alex De la Iglesia, los hermanos Almodóvar no se han caracterizado especialmente por apoyar el cine nacional, y ahora lo que apoyan es el cine argentino, lo cual no deja de sorprenderme. Dejando a un lado el corporativismo patrio, hay que reconocer que la cinematografía argentina es de las mejores de Iberoamérica y una de las mejores del mundo en cuanto a creatividad y frescura, regalándonos no solo a grandes directores, sino también a grandes actores que ya se han consagrado a nivel internacional y muchos de ellos (Federico Luppi, Héctor Alterio, etc.) habituales en el cine español.

Daniel Szifrón, que es un habitual en las series de TV del país del río de la Plata, y también ha realizado series en España (Hermanos Detectives), ahora ha dado el salto a la gran pantalla con un producto atípico, basado -según él- en el formato de "Cuentos Asombrosos" de Steven Spielberg (ahí queda eso...): una temática común -la sociedad contemporánea y cómo anula al individuo- y seis historias que giran en torno a esa tremenda realidad. Cada una de ellas a cual más bestia. En condiciones normales, esta cinta sería una divertida anécdota para recordar, un ejercicio de directores con poca experiencia que saltan a la gran pantalla como hemos visto muchos en el Festival Iberoamericano de Huelva... pero no es el caso, porque los guiones de los seis capítulos son más que brillantes: son magníficos. Y algunos de ellos -como un pequeño prólogo, con todos los personajes montados en un avión (que aprenda por cierto Almodóvar...)- verdaderamente geniales.

Es cierto que hay cierta desigualdad en el producto final, y que hay algunas historias que brillan más que otras -esto va a gusto del espectador...- pero hay que reconocer que en todas ellas hay una significativa experiencia narrativa, un buen pulso dramático que no cesa de crecer, y una dirección de actores ejemplar. Precisamente aquí también hay que quitarse el sombrero al utilizar al prácticamente "all-star" de los actores argentinos, con Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Darío Grandinetti... no están todos los que son, pero si son todos los que están.

La demoledora reflexión de Szifrón es la misma de los indignados, de los ciudadanos que están hartos de la corrupción, de un sistema que no deja lugar a la esperanza, a la ilusión, a la vida, en definitiva. Si en España llevamos unos años de crisis, imagínate en Argentina donde hasta el gobierno tuvo que rubricar un destroce en el sistema financiero y económico donde los ahorros de millones de personas sencillamente desaparecieron de la noche a la mañana

Tremendo, como tremenda es la película. Toda esta situación, por muy civilizado, culto y cosmopolita que uno sea, genera una tremenda mala leche, que uno no sabe por dónde va a salir: es como si agitáramos una botella de champán durante media hora y luego se intentara calcular cómo va a salir el tapón. Eso sí, saldrá con mucha, mucha fuerza y mucha mala leche. Así son estos relatos, en los que se somete a una enorme presión a todos los protagonistas y luego esperamos sus propias reacciones. Mucha mala leche. ¿Divertida? Todo lo divertida que pueden ser los cabreos, las venganzas o los ajustes de cuentas.

 

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