> Canal de Cine Federico Casado Reina: El Autor: Las marionetas de Javier Gutiérrez

El Autor: Las marionetas de Javier Gutiérrez

El Autor

Dirección
Guion
Manuel Martín Cuenca, Alejandro Hernández (Novela: Javier Cercas)
Fotografía
Pau Esteve
Reparto
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Con todo, Manuel Martín Cuenca ha sabido, inexplicablemente, mantenerse en el precario mundo de la industria audiovisual de este país. Incluso con cierto lustre en sus películas, trabajando con lo más granado del mundillo, desde Luis Tosar a Javier Cámara, Leonor Waitling o Antonio de la Torre. Y en su favor, hay que reconocer que su último trabajo protagonizado por Javier Gutiérrez es su mejor apuesta, lo que no quiere decir que sea una buena apuesta. ¿Es interesante? Si. ¿Tiene buenos momentos? También. ¿Tiene -incluso- gracia? Pues también. Pero... ¿Es una buena película? Pues no, mire usted.

Y no lo es porque Martín Cuenca solo ha acertado en realidad una vez en el cine, con "La Flaqueza del Bolchevique", basada en una novela de Lorenzo Silva. Fue una película de esas que a uno le salen casi sin querer, pero que da en toda la diana; conjunción de factores, momento adecuado, sitio adecuado... el caso es que le granjeó del tirón toda la credibilidad de los profesionales del cine en este país, cuando no de la dramaturgia, de la literatura...convirtiéndolo del tirón -e injustamente- en un director de culto. Quizás ese éxito y prestigio le diera alas para poder seguir haciendo lo que él consideraba -a mi juicio, equivocadamente- el mejor cine. Y lo que es peor, utilizando los mejores recursos para sus películas (por ejemplo, "Caníbal" tiene una fotografía y producción exquisitas, amén de la brillante interpretación de Antonio de la Torre y es una auténtica tortura para el espectador, y no ya porque el protagonista sea un psicópata, sino porque como película es un plomo insoportable).

Martín Cuenca vuelve a tomar a la literatura como punto de partida, ya que la novela del siempre magnífico Javier Cercas sirve como pretexto para ahondar en la vida de un mediocre absoluto con ínfulas de autor, de esos que pasan a la historia. Y claro, las ganas, porque en realidad es un empleaducho de notarías que encima ve cómo el éxito literario le llega a su mujer con una novelita que se convierte en un best-seller. Y cuando ella le pone los cuernos, decide irse a vivir solo a un edificio para buscar "su voz interior" como escritor, y es entonces cuando se desatan todos los acontecimientos...

El recurso de mostrar el ecosistema de un edificio, como hicieran en su día Jeunet y Caro en "Delicatessen", Alex de la Iglesia en "La comunidad", o si nos ponemos más exquisitos, Polanski en "El quimérico Inquilino" es de lo más agradecido, sobre todo por asomarse a las miserias y grandezas del género humano, que intenta cuidar su "cueva" igual que ancestralmente lo hacían los hombres de neanderthal y Cromañón. La gracia aquí es que nuestro protagonista se erige como una especie de bardo que utiliza todos esos fragmentos de realidad para hacer su propia elegía de la humanidad. Y cuando no coincide con sus planes, pues nada, manipula, tergiversa, utiliza y destroza todo lo que le conviene para que encajen las cosas, como una especie de perverso maestro de marionetas. O sea, como hacen todos los autores al fin y al cabo ¿no? De hecho, su visión psicopática de todo, prevaleciendo su interés por encima de sus vecinos, observados como insectos desde la óptica de un microscopio, es algo que podría haberse utilizado mejor para bucear en la mente del autor, y que a la postre, ha quedado trazado con unos cuantos brochazos. Claro que la diferencia está en la realidad y la ficción... ¿o no?

Aunque la austeridad narrativa y visual de Martín Cuenca sigue presente, hay una cierta evolución y alegría en las imágenes, que encima son de Sevilla, dotando al producto de vistosidad. No obstante, esa parsimonia en la factura por una vez funciona para el discurso que intenta articular y donde sin lugar a dudas la excelente interpretación de Javier Gutiérrez supone un pilar básico y fundamental de toda la historia. Impresionante trabajo de Gutiérrez, que nos hace ver que es sin lugar a dudas uno de los mejores actores que existe en nuestro país. Tampoco podemos olvidar a Antonio de la Torre, que brilla como siempre con un excelente registro. 

Sin hacer aspavientos, "El Autor" es una película que tiene su gracia, devanada entre una mordaz comedia vodevilesca, donde en una casa se abren y cierran puertas, entrando y saliendo personajes a cada cual más rocambolesco -impagable la portera del edificio...- y una visión negrísima de la sociedad, desde dentro y desde fuera, en una mirada tan escéptica como ácida y desesperanzada. 

TRAILER


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