Bohemian Rhapsody
Anthony McCarten (Historia: Anthony McCarten, Peter Morgan)
John Ottman
Newton Thomas Sigel
Que Queen ha sido uno de los grupos más importantes en la historia del pop-rock no es
nada nuevo. Su estilo rompedor que mezclaba notas clásicas -incluso operísticas- con los ritmos más pegadizos y comerciales atesoró a legiones de admiradores -entre los que me incluyo-. O sea, que a todo el mundo le gusta Queen. Una vez dicho esto, queda clara mi admiración incondicional no solo ante esta banda, sino hacia su cantante, Freddy Mercury. Pero una vez aclarado esto, hay que reconocer también la mitificación que se ha hecho de este personaje a raíz de su trágica muerte por el SIDA, porque cuando alguien joven muere, siempre tendemos de manera natural a elevarlo a niveles estratosféricos, en todos los sentidos (como sucedió con James Dean, Marilyn Monroe, etc.).
Este proyecto, que pretendía ensalzar la figura de Mercury ha sido controvertido desde sus inicios, empezando por la búsqueda desesperada de un actor que diera vida a tan controvertido personaje como el divino Freddy, aunque han logrado encontrar a un excelente actor -Rami Malek, aunque antes iban a ser Sacha Baron Cohen, Daniel Radcliffe, Dominic Cooper, Ben Whishaw...-, que a base de una prótesis dental y unos retoques estéticos, ha conseguido un notable parecido con el cantante de la banda. Tampoco podemos olvidar que su director -y productor- Bryan Singer fue despedido antes de finalizar el rodaje siendo sustituido por Dexter Fletcher, que terminó dirigiendo la película hasta el final (sin estar acreditado). Y como guinda del pastel, varios guionistas también han ido escribiendo diferentes versiones de la historia desde el principio del proyecto en 2010, hasta que se empezó a rodar finalmente en 2017.
Un verdadero calvario creativo y de producción que ha terminado con una película tan políticamente correcta... que es lo más alejado que pueda existir para una banda que se llamaba irónicamente Queen precisamente como homenaje descarado, divertido e irreverente al término inglés -que además de significar literalmente "Reina", también se refería a los homosexuales que alardean de su condición, o sea, con mucha pluma-. Si además añadimos el elemento innegable de que toda biografía convertida en película suele ser aburrida -la vida normal de alguien, por apasionante que pueda parecer, es SIEMPRE menos interesante que cualquier guión cinematográfico- tenemos un producto que a base de haber sido limado de todos los contenidos controvertidos -que son lo realmente interesantes en esta historia, como sexo, drogas, promiscuidad, etc.- ha quedado desvaído. Bien, las imágenes y las canciones son muy espectaculares y a todo el mundo le gustan, pero no va más allá que un inmenso, hinchado por esteroides y carísimo karaoke, en una especie de película "tribute band" -o sea, esos grupos que imitan con gran realismo a bandas famosas, como hacen "Los Escarabajos" en Sevilla con Los Beatles-.
La historia de Farrokh Bulsara desde que llegara a conocer a Brian May y Roger Taylor para formar Queen y se convirtiera en Freddy Mercury, más sus relaciones sentimentales con Mary Austin y su cuestionamiento a la bisexualidad, más su desavenencias con la banda para comenzar una carrera en solitario y el reencuentro con sus amigos para dar el superconciertazo Live Aid en el estado de Wembley en Londres tras conocer que tiene SIDA son los elementos que se entretejen en una historia que como digo, ha sido desprovista de las controversias de sobra conocidas en la promiscua vida de Mercury. Todo muy correcto. Demasiado correcto, diría yo. Y para ver una recreación del concierto de Queen en Wembley en 1985 ya está youtube, que lo puedes ver enterito. De punta a cabo. Y no con actores, sino con los Queen auténticos y de verdad.
Entonces yo me pregunto ¿es suficiente para hacer una buena película buscar a un (buen) actor que se parezca muchísimo al personaje? Pues no, como ya se demostró en "Jobs", ya que por mucho que Ashton Kutcher se mimetizara en el creador de Apple tampoco creó una buena película. Pues algo así ha sucedido en "Bohemian Rapsody": si, Malek se parece bastante a Mercury, pero... ¿eso es garantía para una buena película? Pues no, oiga. Sobre todo porque no te cuenta lo que todo el mundo quiere saber sobre Mercury y sobre Queen, ya que lo que cuenta es lo que todo el mundo ya conoce -esto es, su faceta más pública y artística-.
¿Espectacularidad? Pues claro, con casi 53 millones de dólares de presupuesto ya podrán hacer una película tremendamente grande, tremendamente espectacular. ¿Interés? Muy limitado, sobre todo porque ya sabemos todo lo que nos están contando, y no añaden nada nuevo. El masivo lanzamiento publicitario tampoco ha conseguido que la gente asista en masa a ver la película y a día de hoy, tras su estreno mundial el 24 de octubre solo ha conseguido internacionalmente algo más de 12 millones de dólares. O sea, un buen batacazo comercial, por mucho que quieran premiar la interpretación mimetizada de Malek en Mercury. Porque no es suficiente, aunque a veces pudiera serlo -como el caso de Gary Oldman convertido en Winston Churchill en "El instante más oscuro", que además de sus maratonianas sesiones de maquillaje, contaba con una excelentísima y brillante interpretación-. Desde mi punto de vista, es una película que ofrece muy poquito al espectador, y que de "Bohemian" (o sea, Bohemio, que es lo que define buena parte de este grupo y del propio Mercury) tiene poco o nada, porque para ver un concierto de Queen o escuchar sus canciones, no hace falta ir al cine. Sobre todo si lo que vemos son sucedáneos en playback, más que los originales.
TRAILER
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