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La casa de Jack: Más allá del bien y del mal

La casa de Jack
Dirección
Guion
Lars von Trier
Fotografía
Manuel Alberto Claro
Reparto
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Aunque los psicópatas han sido un tema bastante tratado en la historia del cine, hasta hora no había visto una película que viajara de manera tan profunda, a la mente de alguien trastornado, alguien desprovisto de empatía, en los que los conceptos del bien y del mal sencillamente no existen, porque lo único que de verdad existe son sus deseos, pulsiones y obsesiones. Von Trier, con su habitual vocación de provocar al espectador, lo hace bajar hasta los últimos círculos del mayor de los infiernos, en una parábola con la divina comedia de Dante, yendo cada vez más abajo. Y lo que es aún más descarnado: comprobando que, en la mayoría de los casos, existe una gran hipocresía en la sociedad, que prefiere mirar hacia otro lado que involucrarse en un problema.

Desde el primer plano, nos sobrecoge el frío planteamiento de esta obra magna, que podría enmarcarse en esa visión curiosa e irreverente que este controvertido director ya adoptó en "Nimphomaniac", y que consiguió turbar a más de un espectador. Si con el sexo esta estructura narrativa era ya problemática, con la muerte, la tortura y el asesinato resulta a veces realmente aberrante. Claro que llega un momento en que toda esta temática, todos estos momentos de salvajismo, crueldad y tortura extrema, llegan a convertirse en meros naipes de un castillo que se va construyendo poco a poco para ir conociendo la personalidad de Jack, un psicópata con Trastorno Obsesivo Compulsivo que desde los años 70, lleva 12 años matando impunemente según sus propias reglas y objetivos, paralelamente a su intención de construirse la casa perfecta, a pié de un lago.

Aunque pudiera resulta incómoda de ver -que lo es-, aunque las imágenes que veamos sean desagradables -que lo son- y que los momentos de extrema crueldad casi nos hagan apartar la vista de la pantalla -que nos lo hacen-, merece la pena seguir viendo este relato, por cuanto es la única vez en toda la historia del cine en que la visión del director se funde con la de este tipo de personajes, desprovista de cualquier condicionante moral, difuminando, cuando no, borrando, todo concepto de moralidad: ahora el horror se va convirtiendo en otras cosas, a base de no existir la empatía, la compasión o los sentimientos. Es la primera vez que nos podríamos asomar realmente a esa mente trastornada, porque nombres como los de Ted Bundy o Normal Bates siempre han estado tamizados por la propia visión de los directores, que muy lícitamente, han situado a estos personajes dentro de una determinada estructura moral y/o social. Pero la genialidad de Von Trier es que su Jack es mostrado tal y cual es, con la inocencia infantil de alguien que hace lo que hace porque cree que es lo único que puede hacer. Y punto. No hay más.

Al igual que se utilizan todo tipo de recursos argumentales para mostrar el salvajismo del personaje, también se utilizan todo tipo de mestizaje visual en el relato, desde dibujos animados a otros elementos incluso humorísticos para que ese viaje a la mente del psicópata se muestre con todas sus aristas, con todos sus mejores (y peores) claroscuros. Por supuesto, que un elemento fundamental en el film es la interpretación del protagonista, con un Matt Dillon que hace el papel de su vida, que ya desde su cadenciosa y doliente voz en off consigue que nos vayamos adentrando dentro de sus propios razonamientos, igual que la hipnótica voz del comienzo de "Europa", que nos va situando dentro de un entorno y emotividad determinados.

Y llegados a este punto, confirmo que no es una película fácil de ver, sobre todo porque cualquier espectador tiene sus propias creencias y estructuras morales. Y muchas de ellas serán zarandeadas -cuando no, destruidas- a lo largo de la proyección. Ahora todo vale para adentrarse en el mundo de la psicopatía porque ¿cómo iba a ser si no? Porque no solo hablamos de violencia: hablamos de crueldad, de tortura, de todo tipo de maltrato y crimen (en el sentido más amplio de la palabra, créanme que tus peores temores estarán representados casi con total seguridad en esta película). Cosas que poca gente puede ver con un estado de ánimo templado, ya que todos nos sentiremos muy tocados con este relato. Pero dentro de toda esta barbarie, de todo este salvajismo carente de emotividad, existe un lirismo y una poesía pocas veces vista en la historia del cine que confirma, una vez más, la genialidad de este director, capaz de elevar al Olimpo del arte la suciedad más profunda del alma humana.

Aunque la (gran) controversia arrope cada fotograma en esta película, hay que hacer justicia y decir que aunque en efecto nos van a hacer viajar a través de un verdadero carnaval de los horrores, también consiguen que nos podamos asomar por primera vez de la manera más real posible a las motivaciones de un psicópata, donde las estructuras morales sencillamente, no existen. 

TRAILER


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