Mula
Nick Schenk (Artículo: Sam Dolnick)
Arturo Sandoval
Yves Bélanger

Para
aquellas personas que no estén familiarizados con el término, se llama
"mula" a alguien que transporta droga. Lo ideal, además, consiste en
que la policía no sospeche de ninguna manera que esa persona que mueve la
sustancia ilegal de una u otra forma. Basada en un hecho real, la película cuenta la historia de un floristero veterano de guerra que arruinado tras la crisis, decide aceptar trabajar para un cártel mejicano de la droga para transportar cocaína dentro de las fronteras norteamericanas. Lógicamente, ¿a quién se le va a ocurrir detener a un abuelete simpático para inspeccionar si lleva droga? Pues precisamente eso es lo que pasó en realidad, y Leo Sharp transportó kilos y kilos de coca para el Chapo Guzmán por todo el territorio estadounidense sin sospechas algunas.
Aunque Nick Schenk, que firmó el guión de "Gran Torino" ha vuelto a escribir el guión de "Mula", el personaje no tiene absolutamente nada que ver: ahora ya no hay heroísmo, sino simplemente, afán de forrarse, así como suena. Y quizás eso también me choque, porque en el fondo el personaje protagonista de "Mula" no es un buen tipo: es un egoísta redomado al que su familia se la trae al pairo, y que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana con su vida, y que únicamente intenta salvarse del embargo y desahucio. Ese perfil no me encaja mucho con el de Eastwood, ya que todos esos personajes en el final de su vida que ha representado, tienen un ramalazo épico, por muy mala leche y pocos modales que tuvieran: terminaban haciendo lo correcto. Ahora todo es más subjetivo, cuestionable o como poco, moralmente dudoso.
Si a todo ello sumamos una falta total de profundidad, de calado argumental, y todo se queda en anécdotas más o menos graciosas, queda todo desvirtuado. Muy desvirtuado. Incluso en el guión se plantean una serie de personajes tremendamente malvados y crueles... que cuando llega el momento se les enternece el corazoncito y se apiadan del abuelete (WTF, ¿el cártel de Sinaloa, que corta cabezas a diestro y siniestro, siendo compasivos?).
Eso sí, la sobriedad narrativa de Eastwood sigue siendo intocable y funcional al 100%. Y es normal que los genios tengan claroscuros en su trayectoria artística (de hecho, a pesar de sus geniales películas, tiene otras que son verdaderos peñazos). Pero en esta ocasión todo parecía indicar que iba a ser una especie de "Gran Torino", con el (interesante) componente añadido de lo moralmente cuestionable. Y no ha sido así, todo se me ha antojado demasiado ligero, demasiado poco trascendente. Impropio del profundo discurso que siempre (o casi siempre) ha tenido el gran Eastwood. O a lo mejor es que tenía demasiadas expectativas. O que no quiero admitir que uno de mis grandes héroes de la historia del cine, ese de mirada torva y pétrea, ya no intimida porque no es más que un pobre anciano. El caso es que a pesar de sus destellos de genialidad -que como no podía ser de otra forma, están presentes- esta que puede ser la última película de Eastwood como actor me ha parecido un epílogo demasiado banal para una carrera actoral tan esplendorosa.
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