Resulta curioso cómo ese cine setentero que tantos millones dio en la taquilla con títulos como "El Coloso en Llamas", "La Aventura del Poseidón", "Aeropuerto", "Terremoto", ahora se reinventa en una fórmula diferente: ya no hacen falta un ramillete de estrellas de Hollywood (en todos estos títulos estaba desde Paul Newman a Fred Astaire pasando por Steve McQueen o William Holden...) sino mucho ordenador. Tanto ordenador que por bien hecho que parezca todo, resulta sencillamente falso.
Emmerich
ha querido hacer la mascletá: todo a la vez. Tsunamis, terremotos, problemas
gravitatorios, la luna que va a chocar con la tierra, y como guinda del pastel
-hagamos un spoiler, porque sencillamente, el tráiler ya lo hace-
extraterrestres. Y como suele pasar, los salvadores de la humanidad son los más
desastres, los más frikis, los más inadaptados, los más desastres. Resulta que
en una misión espacial, un astronauta pierde el control por un fenómeno estelar
que no sólo acaba con la vida de su compañero, sino que destroza la nave
espacial. La Nasa, cabreadísima, lo despide y cae en desgracia totalmente. Años
más tarde, un friki muy dado a las teorías de la conspiración, descubre que la
luna va a chocar contra la tierra. Y se desata el pánico, todo el mundo sale
despavorido a salvarse, y los únicos que pueden solucionar el problema son
precisamente el friki, el astronauta reciclado en borrachin outsider, y su
compañera de misión, que es nombrada directora de la Nasa, nada menos, en un
momentito. Y mientras, terremotos, tsunamis, explosiones… un variadito brutal
donde (se supone) que muere muchísima gente (pero que no se ve) y donde se
salvan precisamente, los que se tienen que salvar para que el guión de la
película avance.
Vamos, un verdadero cachondeo que no resulta creíble en absoluto, pero vamos, que da igual, porque parece que lo importante para Emmerich es que todo explote desde el minuto uno, que haya catástrofes más catástrofes y que todo parece que se vaya a la mierda sin solución alguna. Y claro, siempre estará la esperanza de los protagonistas…
Vale, Emmerich antes hacía las cosas un poquito mejor. Es decir, se guardaba los fuegos artificiales para el final, preparándonos durante toda la película para ese momento, y cuando llegaban esas imágenes, eran del todo impactantes. Pero ahora es que empieza todo inmediatamente, y cuando ya hemos visto que las ciudades se han arrasado, que los huracanes han destrozado edificios enteros, que los Tsunamis se llevan por delante coches, camiones, aviones y de todo… cuando llega otra cosa más, pues como que nos da ya un poco igual. Tenemos tal empacho de catástrofes, que una más, pues vale. Al saco.
Y por esa misma razón, la película, muy impresionante en cuanto a efectos visuales, llega a ponerse de lo más aburrida y únicamente esperamos la explicación de por qué está pasando todo esto (y que cuando llega nos deja más bien traspuestos, porque casi que lo lía todo más que explicarlo).
Debería haber dosificado más los recursos y secuencias de catástrofes, porque cuando se empieza queriendo ser todo y hacer todo, se termina no siendo ni haciendo nada.
TRÁILER
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