Pero si es que está muy, muy clarito: ¿A qué va la gente al cine? ¿Acaso creen que no tienen suficiente con lo que ven a su alrededor, diariamente, como para darles más dramas todavía? Claro, parece que a muchos productores se les ha olvidado que el cine es la fábrica de sueños. Porque a ver ¿quién va a levantarse del sillón de su casa, coger el coche, pagar un aparcamiento, pagar una entrada, palomitas, refrescos, chocolatinas, aguantar al pesado de turno (que siempre te toca al lado) para aguantar UN DRAMA? Está bien que el cine revise de cuando en cuando alguna problemática social, pero señores, es que en esta sociedad de la comunicación audiovisual en la que estamos, existen OTROS MUCHOS MEDIOS para hacer eso, como la televisión, por ejemplo. Pero como existe un grandísimo escollo en la producción (que como pasa en todos sitios, quieren replicar como sea el producto que ha tenido éxito, sin pararse a pensar por qué lo ha tenido, cuando, como...) y la gente que hace las películas, pues hale, a intentar replicar el éxito de películas como "Solas" o "Los Lunes al Sol". A muchos de esos productores y directores que solo quieren llegar a la cuota mínima de pantalla para poder trincar la subvención de turno y que no piensan en el público, les mandaría unos deberes: ver tres o cuatro veces "Los Viajes de Sullivan" de Preston Sturges. Seguro que les aclararía la visión del cine. O lo mismo no, que hay cada marmolillo por ahi suelto que es para echarse a temblar. Sea por lo que sea (y no quiero meterme en política) estamos ya en un país desarrollado, en una comunidad que no le apetece mirar hacia abajo, sino más bien hacia arriba. De la misma forma que los dramas sociales en cine no funcionan en Inglaterra, Estados Unidos o Francia, aqui también han dejado de funcionar. Cada vez tienen más éxito películas que hablan de parejas exitosas y felices, de prósperos ejecutivos y de cantantes de fama.
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