> Canal de Cine Federico Casado Reina: No la salva ni George Clooney

No la salva ni George Clooney

Up in the air

Qué lástima. En serio que estaba esperando esta película como agua de mayo, tanto por George Clooney -actor que me parece que además de un gran intérprete, es una verdadera estrella del celuloide, amén de un tipo inteligente que tiene una forma singular (y original!) de ver la vida- como por Jason Reitman –cuyas anteriores películas “Gracias por fumar” y “Juno” me parecieron dos verdaderas joyas del cine contemporáneo norteamericano, mezclando el star system de Hollywood y una fresca mirada independiente, amén de tener una realización, un concepto visual y una narrativa francamente original-. El caso es que además la historia tenía miga: un ejecutivo que viaja permanentemente y que tiene esta forma de vida de manera consciente, ve como su frágil equilibrio existencial se quiebra con una de las remodelaciones empresariales que él mismo se dedica a hacer, teniendo además que enseñar todo lo que sabe a una aventajada y ambiciosa recién licenciada que llega a su negocio como un elefante a una cacharrería. Empezando por las incoherencias de guión, y terminando por un mensaje algo errático y nada concreto –la historia no termina de apuntar a ningún lugar, los personajes son un poco esquizofrénicos, cambiando casi a cada secuencia…-, la película además tiene un ritmo inadecuado, arrancando con una innecesaria parsimonia (la vida del protagonista ya tiene una muy evidente rutina, no hace falta subrayarla aún más) y aunque es cierto que luego recupera algo de fuelle, no es el suficiente como para hacer ágil la historia. De todas las maneras, ya tenemos un antecedente narrativo bastante claro con respecto al modo de vida de este personaje, ya que Chuck Pahlaniuk en su “El Club de la Lucha” ya tenía a un ejecutivo viajando permanentemente, que no tenía vida propia y que además tenía la nevera igual de vacía que George Clooney en el film –definida además como “un refrigerador sin comida, pero lleno de salsas…-. La diferencia es que en “El Club de la Lucha” el hastío de la rutina hacía que el protagonista hiciera algo con su vida. Y ahora no hace nada. Sencillamente nada, resultando de lo más aburrido; porque una vez que hemos visto cómo tiene montado el garito Clooney, a base de tarjetas vips, primeras clases de las compañías, hoteles impersonales, relaciones esporádicas, huida de responsabilidades, mantener vacía la mochila de las posesiones…¿qué es lo que pasa? ¿Es suficiente que se case su hermana para ver como su bien ordenado mundo zozobra ante las costumbres de los humanos? Es una reflexión que podría haber sido de lo más interesante, pero está contada de una manera impropia de este director, que habitualmente utilizaba un sentido del humor de lo más inteligente y en esta ocasión parece que no toma partido, teniendo la misma frialdad que el protagonista cuando tiene que despedir a alguien. Es más, el formato, algo muy cuidado en las dos primeras cintas de Reitman, pasa a tener un segundo plano, y el problema es que el primer plano del film –esto es, las relaciones humanas, el guión y el peso específico de la película recayendo sobre los actores protagonistas- es demasiado flojo, demasiado difuso –como también opinaron los votantes a los Globos de Oro de este año, negándole el pan y la sal a Reitman y a Clooney-. De hecho, el soltero más codiciado del planeta está algo desvaído, soso, frente a una pizpireta Anna Kendrick, que se lo come cada vez que aparece en plano. Un paso atrás en la filmografía de Reitman, que no lo ha salvado ni el carisma de Clooney.

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1 comentario:

Carlota Medina dijo...

Qué pena, con lo guapo que sale mi George...