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Interstellar: Nolan se lo ha creído

Interstellar
Director: Christopher Nolan
Guión: Jonathan Nolan, Christopher Nolan (Historia: Kip Thorne)
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Hoyte van Hoytema
Reparto: Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain, Bill Irwin, John Lithgow, Casey Affleck, David Gyasi, Wes Bentley, Mackenzie Foy, Timothée Chalamet, Topher Grace, David Oyelowo, Ellen Burstyn, Michael Caine, Matt Damon

Antes que nada, dejar claro que Nolan me ganó para siempre con su trilogía sobre Batman, creando probablemente las mejores adaptaciones del cómic al cine en toda la historia (y encima con mi personaje favorito, el hombre murciélago). También hay que recordar que Nolan me dejó boquiabierto con su segunda película, "Memento", una triquiñuela muy creativa, brillante, oscura, atormentada... marcando las claves de su futuro cine. Y para finalizar este preámbulo, recordar su -hasta la fecha- peor película, "Insomnio", un thriller tan grandilocuente como aburrido, con Al Pacino y Robin Williams. Dicho todo lo anterior, Nolan ha logrado crearse un estilo propio, una narrativa diáfana, austera, incómoda a veces -por su posición en el realismo más sobrio-, pero siempre deslumbrante; la colaboración con su eterno guionista -su hermano Jonathan- sigue funcionando como una maquinaria bien engrasada, al igual que su unión indeleble con el músico Hans Zimmer... pero desgraciadamente una brillante trayectoria no implica un cheque en blanco para que uno haga lo que le de la gana, creyéndose el mejor de los mejores. Ni siquiera Kubrick lo hizo.
 
Y nombro al gran maestro de maestros porque tiene mucho que ver con "Interstellar", ya que es el origen -otra brillante película de Nolan, por cierto- del que bebe: esta cinta comete el imposible sacrilegio de ir más allá de "2001, una odisea del espacio", intentando explicar lo inexplicable. A modo de un dios pagano, Nolan se intenta reinventar como una especie de Stephen Hawking para revelarnos los secretos del universo: más vale haberse leído varios libros y tratados de mecánica cuántica, teoría de supercuerdas y toda la parafernalia más vanguardista de la física teórica, porque si no es que no te enteras de nada. Interminables (y espesísimas) parrafadas casi ininteligibles sobre fenómenos astrofísicos, teorías sobre anomalías gravitacionales, agujeros negros... un batiburrillo que llega a marear y que martillea constantemente a lo largo de todo el dilatadísimo metraje (más de dos horas y media).
 
Hay que reconocer que el arranque de la historia, la contextualización de la humanidad y la presentación de nuestro héroe, está conseguido: una humanidad al borde de su extinción por el agotamiento ecológico del planeta tierra tiene en el desastrado Cooper -un aguerrido piloto e ingeniero, reconvertido en granjero por las necesidades ecológicas (y económicas) de esta nueva sociedad- como única esperanza a la hora de capitanear una expedición en busca de otro planeta habitable en el que asentar a la humanidad. Pero todo se queda ahí, porque a partir de este momento, venga fuegos artificiales, imágenes impactantes -que no lo son tanto, baste con recordar "Gravity"...- clases magistrales e interminables explicaciones de filosofía, física y moral... y así casi tres horas. Ni siquiera los giros argumentales suponen un aliciente en la narración de una historia por otra parte relativamente previsible.
 
Paulatinamente, me fui aburriendo hasta el punto de desear únicamente una cosa: que la película terminara ya, fuera como fuera. Ni Michael Caine, ni McConaughey, ni Hattaway, ni Chastain, ni nadie consiguió animar este plomizo alegato new age a favor del universo y de la humanidad. Para colmo, además de plagiar recursos estéticos de "2001" (planos espaciales dentro de agujeros negros, las lucecitas reflejadas en los cristales de los cascos, el (mal) uso del silencio y el ruido en el espacio, y así un inagotable etcétera) "Interstellar" comete los dos grandes pecados de toda mala película de ciencia ficción: A) no explicar A LA PERFECCIÓN y desde el minuto uno el marco teórico en que vamos a movernos; de esa forma, nos quedamos a cuadros cuando sucede argumentalmente algo que no se nos ha explicado y B) ser arbitrario en los momentos argumentales más "problemáticos" para solucionar los problemas, y que encima todo quede bien y en un final feliz. Toma castaña.
 
O sea, que Nolan se lo ha creído, y hace lo que le sale de las narices: todo vale, no ya para contar una historia que podía haberse contado en una hora y media (o menos), sino para mostrar lo inteligente, visionario, original, y buen cineasta que es (él y su hermano, claro). Me ha resultado de lo más irritante, de lo más pedante, de lo más artificiosa. Y lo peor, de lo más aburrida.

 
TRAILER
 


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