Alien: Covenant
John Logan, Dante Harper (Historia: Jack Paglen, Michael Green)
Jed Kurzel
Dariusz Wolski
Vaya por delante mi absoluta veneración hacia el origen de la saga, esto es "Alien, el octavo pasajero", una de las películas claves no solo en el género del terror, sino en la historia del cine en general. Una de esas películas que provocan una verdadera revolución sociológica, llevando al inconsciente colectivo auténticas pesadillas sobre un ser del que casi no se podía escapar: en palabras del (androide) médico, Ash, "es un superviviente al que no afectan la conciencia, los remordimientos, ni las fantasías de moralidad".
Pocas veces se ha conseguido hacer la arquitectura perfecta del terror con los mínimos elementos de la ecuación, a saber: A) Un bicho sanguinario e imparable, con el mayor de los peligros; B) un sitio cerrado del que no puedes escapar (estamos en el espacio, ojo...) y encima lleno de tuberías, recovecos, pasadizos y la madre que lo parió; y C) Resulta que el bicho no solo no sabemos por dónde ni cuándo va a aparecer, sino que para colmo tampoco conocemos su aspecto físico (y en eso los diseño tecno-orgánicos H.R. Giger tuvieron bastante que decir). De esa manera, toda la (mejor) evolución de la saga se ha limitado a enfrentar al bicho -que es el auténtico protagonista, no nos engañemos- con distintos adversarios. Desde la original superviviente la teniente Ripley hasta los marines intergalácticos que nos trajo James Cameron en la segunda parte o los científicos que intentaron clonarlo para controlarlo en "Alien Resurrection".
Pero al final, siempre estábamos hablando de lo mismo: Un bicho, una nave cerrada de la que no se puede salir, y los humanos que tienen que sobrevivir. Ahí está su éxito, y por eso "Prometheus" recibió tantas críticas: que si posiciones filosóficas para no explicar nada, que si el bicho casi no aparece... El caso es que Scott, a sus casi ochenta años (que ya quisieran muchos dirigir como él a su edad...), ha decidido dejarse de pamplinas y echar toda la carne en el asador: ¿que la gente quiere bichos? Pues hala, os vais a hartar: bichos de todo tipo, atacando de miles de maneras y a toda la tripulación. Tremendo, una orgía de bichos, sangre, vísceras, dientes, y babas. Todo muy tangible, muy visible. Quizás demasiado, porque uno de los grandes éxitos del origen de la saga es no saber (y no ver) donde está el bicho.
Salvando las distancias, Scott ha hecho lo mismo que en su momento hizo Abrams con Star Wars: una especie de "remake" con esteroides (algo así como ciento cincuenta millones de dólares...) intentando replicar todos los aciertos del Alien original, más que como continuación argumental de la historia, como un reclamo y seguro para que todos los seguidores de saga queden satisfechos. Ración doble de bichos marchando. Lo que pasa es que Scott lo ha hecho mucho mejor que Abrams. Básicamente porque no ha tenido detrás de la oreja a ninguna productora diciéndole lo que tenía que hacer. De esta manera, aunque la película se mueve en territorios demasiados comunes y ya vistos por estas películas, el invento sigue funcionando. Aunque ya no sorprenda...
Otra gran pregunta que todos nos hacemos es que si "Prometheus" explicaba algo más del origen del bicho... ¿ahora explican más cosas? Bueno, pues sí. Explican más cosas. Además de la ecuación básica (esto es, una nave espacial, la Covenant -en español, "convenio", algo muy ilustrativo..-, que recibe una señal de un planeta remoto, y van a investigarla encontrándose con el pastel que luego originará el gran conflicto con los bichos...) tenemos varios momentos interesantes en los que, de una manera un poco peregrina (y algo traída por los pelos, sobre todo para aprovechar los recursos actuales de la saga...) se parchea argumentalmente la historia. Aunque no soy un fan especial de Damon Lindelof, tengo que reconocer que "Prometheus" tiene mayor coherencia argumental (¡y científica!) que el guión que John Logan ha escrito para "Alien: Covenant": hay demasiadas cosas -como arriesgarse a ir a un planeta en vez de a otro que llevan diez años estudiando, como no tener protocolos de higiene ante cualquier amenaza orgánica o bacteriológica extraña, como tener una tecnología avanzadísima para unas cosas, y para otras no (¿cadenas gigantes para asegurar una bodega de carga en el año 2180? ¿?)-.
No obstante, el resultado final es bastante disfrutable (o sufrible, como queramos llamarlo...), a pesar de todos estos escollos argumentales que al final terminas tragándote con gusto. Porque la cosa termina por funcionar. Eso sí, empacho de bichos, de androides (Walter, David...) y de Katherine Waterston, una neo teniente Ripley que no le llega a la Weaver ni al elástico de las braguitas que lucía en la primera parte. Lástima también del desaprovechamiento de grandes actores como Billy Cudrup, Demian Bichir y sobre todo James Franco, que podían haber aportado bastante a la película. El caso es que Alien casi se ha convertido en una atracción de un parque temático: aunque ya todos conozcamos el tren de la bruja y cuándo vienen los escobazos, seguimos emocionándonos y gritando. Porque en el cine, con Alien, seguimos gritando todos.
TRAILER
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