El mundo es suyo
Juan Cantón
Fran Fernández Pardo
Ahora sí que si: el salto cualitativo y cuantitativo de la segunda película como director de Alfonso Sánchez ha sido realmente exponencial. No solo ha contado con una holgadísima producción y lanzamiento con el apoyo incondicional de un grupo mediático tan importante como A3 media cine (no solo anuncios en todos sus canales, también entrevistas, menciones en los informativos a modo de los estrenos de Hollywood...) sino también una gran campaña de publicidad en el resto de plataformas, tanto las físicas de toda la vida como carteles, como las de internet (cosa lógica ya que los "compadres" nacieron y se hicieron famosos precisamente en un canal de youtube...).
Pero es que además, existe una base objetiva sobre la que articular ese lanzamiento: estamos ante una comedia que funciona, que es divertida y tiene un brillante guión que enlaza en su estructura con las comedias clásicas de la historia del cine (a bote pronto, me recuerda en parte a "El Mundo está loco, loco, loco", en la que todo el mundo persigue a los protagonistas y todos corren y por supuesto el "Jo, que noche" de Scorsese, aunque a diferencia de ser el azar el que juegue con ellos, son los protagonistas los que intentan cambiar las cosas...con desastrosas consecuencias; y ya que hablamos de comparaciones, también tenemos que citar al mismísimo Quentin Tarantino y su "Pulp Fiction", con una desquiciada y tronchante secuencia que en nada tiene que envidiar a las planteadas por el director de Knoxville, y esas
apariciones oníricas de Julio Iglesias, como se le aparecía Elvis al
protagonista de "Amor a Quemarropa" o a Almodóvar, con una bizarra versión de taxista que dejaría muy atrás al de Willy Montesinos de "Mujeres al borde de un ataque de nervios").
Merece la pena señalar el gran trabajo de guión, que funciona bastante bien y que avanza y encaja a la perfección: la delirante galería de personajes, rayanos en el esperpento, encaja a la perfección con el tono general de la película, y debajo de la comedia disparatada y los logrados momentos de humor también podemos echar una mirada en tono ácido a toda la sociedad que nos rodea, un elemento que siempre ha estado presente en los personajes creados por Alfonso Sánchez, y que ahora se destila con una prodigiosa eficacia.
Mientras Fali tiene una vida relativamente cómoda al haberse casado con la hija de un poderoso empresario a la que conoció en la romería de El Rocío, Rafi intenta pegar el pelotazo para salir de la mala racha que incluso ha conseguido que su mujer le eche de casa. La simple tarea de ir a recoger el traje de la primera comunión del hijo de Fali -una de las pocas cosas que tiene que hacer en su vida...- va a convertirse en una verdadera odisea cuando Rafi incluya a su compadre en todos sus negocios, que cada vez van a ir saliendo peor...
La incuestionable bis cómica tanto de Alfonso Sánchez como de Alberto López ha evolucionado realmente bien, hasta llegar a convertir a sus dos personajes en una suerte de Rinconete y Cortadillo actuales, navegando a contracorriente para lograr el éxito: esa revisión de la clásica picaresca sevillana del siglo de oro actualizada al siglo XXI tiene un saldo realmente positivo, ya que en hora y media se tiene la oportunidad de revisar (casi) todas las realidades posibles de nuestra sociedad, desde lo más alto, hasta lo más bajo. Y lo que es mejor: comprobar que al final, todas se parecen y en muchos casos, navegan en el límite justo de la bondad y de la maldad, de la legalidad y de la ilegalidad.
Si tuviera que quedarme con una de las dos interpretaciones, no me cabe la menor duda que sería la de Alberto López, que demuestra unas dotes de comedia sobresalientes -cosa que ya sabíamos...-, capaz de registros y reacciones que sorprenden a cada plano y hacen que el público literalmente se tronche de risa, estando al nivel de los más grandes, aunque tampoco podemos olvidar que a pesar de que Alfonso Sánchez a veces llega al límite mismo del exceso en el personaje de Rafi, también tiene la capacidad de mostrarnos varios matices que van mucho más allá de la comedia y que están cargados de emotividad.
El paciente y continuado esfuerzo de Alfonso Sánchez, como autor y productor de todo el ecosistema digital y teatral de "Los compadres" no ha podido dar un resultado más positivo en una película que ha renovado de manera muy inteligente e incisiva la agotada comedia española actual, alejándose de esas inocuas y "blancas" producciones de una neutralidad y aburrimientos supinos, con la capacidad de refrescar muchos tópicos y enlazando con la mejor tradición de Azcona y Berlanga: seguramente los compadres estarían más que a gusto intentando conseguir las influencias de las cacerías que se celebraban en la transición democrática española en "La Escopeta Nacional", levantándoles chanchullos al mismísimo Jaume Canivell y sus porteros automáticos. Es más, estos dos supervivientes, seguro que sabrían encajar (y sacar la cabeza...) en cualquier situación, por conflictiva que fuera, ya sea en la Sevilla actual o en el Nueva York de los años 20. No se sabe cómo, pero no les faltarán sus puros, sus gin-tonics (en copa de balón) y sus cigalas de tronco.
De la misma manera que "El mundo es nuestro", primera película como director de Sánchez, me pareció parcialmente fallida, aunque voluntariosa, creo que en esta segunda película ha acertado de pleno, es una obra mucho más madura y de un nivel bastante mayor. Tenemos "enterismo", y "sevillanas maneras" para rato, y con toda la razón. Porque ahora sí que eso es así: el mundo es suyo. De ellos, Rafi y Fali, Alfonso y Alberto.
TRAILER
No hay comentarios:
Publicar un comentario