The Gentlemen
(Los señores de la mafia)
Guy Ritchie (Historia: Guy Ritchie, Ivan Atkinson, Marn Davies)
Christopher Benstead
Alan Stewart
Hay gente -entre los que me hallo- que opina que todos los directores al final hacen la misma película una y otra vez con variaciones: desde Scorsese al mismísimo John Ford, Hitchcock e incluso Spielberg, tienen sus propias narraciones, sus propios "tics". Incluso -y sobre todo en el caso que nos ocupa- sus propias temáticas. Si Scorsese ha realizado un estudio socio-antropológico de la mafia italoamericana, Ritchie ha escrito su propio doctorado sobre los bajos fondos londinenses, quintaesenciados en el más rabioso universo "cockney".
Ya desde "Lock & Stock", Ritchie ha desgranado ese sucio, cutre y falso oropel del lujo conseguido por las más ilícitas maneras, desde el juego clandestino, las peleas de perros, los combates de boxeo clandestino, o sencilla y llanamente, el robo o la estafa. Todo vale, esto es la jungla y el que no se espabile en ese equilibrio de poder, se va a la mierda a la carrera. Pero si pudiéramos extraer todo esa reflexión de la mejor manera posible, su genial "Snatch, cerdos y diamantes" ha llegado a cotas que aún no se han superado, porque "Rock'n Rolla" no deja de ser una (lujosa) pero parcialmente vacía marcianada, más aparente que otra cosa. Y algo así le ha pasado en esta última incursión de los bajos fondos de Londres, pero que ha bajado varios enteros en el cómputo general de su obra, porque, queramos o no, Ritchie ha sobrepasado los cincuenta años, y no es el joven hambriento, salvaje, cínico e irreverente del inicio de su carrera. Ahora es ya un señor mayor, al que se le nota que está bastante alejado de todo ese submundo, y aunque se empeñe en seguir siendo "cool", enrrollado y tal, todo suena bastante impostado, bastante falso. Ay, que aunque no haya querido, Ritchie se ha domesticado.
Confieso que he sido siempre un gran admirador de su depurada estética y narrativa videoclipera, que me fascina el uso que hace de la cámara (de la que se enamora casi a cada plano en sus películas, y que por malas que fueran -como su versión apócrifa de la biografía del Rey "Arturo"- siempre tenían algún hallazgo fascinante (siguiendo con la de "Arturo", el paso de la niñez a la adolescencia de ese personaje merece estar en un museo audiovisual como ejemplo de elipsis y narración cinematográfica, así como suena…). En cambio ahora es todo como mucho más "normal" y aunque intente añadir bocanadas de aire fresco -con retales de videoclips chonis de youtube-, suena a demasiado artificial. Ya no cuela.
La historia, aunque está contada a través de un personaje bastante irritante interpretado por un Hugh Grant más pasado de vueltas de lo habitual (su tartamudeo llega a ser exasperante en esta ocasión… y yo que pensaba que ya se le había olvidado ese odioso registro…) es de lo más plano, obvio y predecible: el jefe del narcotráfico de marihuana de Londres decide vender su negocio a otro potentado, pero las cosas y el propio mercado no va a ser precisamente estable, cuando además entran en juego otras facciones de los bajos fondos que intentan llevarse su tajada…
Lo que me ha sorprendido, y muy gratamente, es Charlie Hunnam, que realiza el que probablemente sea su mejor papel hasta ahora desde la serie "Sons of Anarchy", como el calmado lugarteniente del superjefe mafioso que interpreta McConaughey, rebosante de carisma en una esplendorosa madurez. La coralidad, elemento habitual de los filmes de Ritchie, sigue presente en una galería verdaderamente demencial de personajes, que la verdad están bastante bien descritos y encajados. Especial atención merece Colin Farrell, cuya bis cómica le va como anillo al dedo en un personaje que podríamos verlo como una evolución de los personajes que en su día interpretara Vinnie Jones (el exjugador de fútbol).
Pero vamos al solomillo de la cuestión: ¿es divertida la película? Si, lo es, pero no tanto como podría esperarse del desquiciado universo anteriormente mostrado por Ritchie. Vamos, que si conoces la obra de este hasta ahora inclasificable personaje, quedas un poco decepcionado, porque aunque esos tics siguen presentes, ahora es casi un director normal en su desempeño. Toda esa rabia y originalidad, parece ahora estar metida con calzador, no resulta natural. Y confieso que me da bastante pena, porque echaba realmente de menos algo a lo que agarrarme, algo que haga destacar esta película sobre otras cientos que se han hecho de la temática o del propio Ritchie… y no es así. Incluso los títulos de crédito iniciales, habitualmente fascinantes en sus películas, son un poco "lo de siempre". No hay ese efecto "wow" que tienen sus películas. Porque queramos o no, todos envejecemos. Y Ritchie lo ha hecho, y se le nota. Se ha (o lo han) domesticado. Lástima.
TRAILER
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