El muelle flojo

Anticristo

• DIRECTOR: Lars von Trier
• GUIÓN: Lars von Trier, Anders Thomas Jensen
• FOTOGRAFÍA: Anthony Dod Mantle
• REPARTO: Willem Dafoe, Charlotte Gainsbourg

Antes que nada, quiero dejar muy clarito que siempre he sido un ferviente seguidor de Von Trier. Probablemente, uno de los realizadores, creadores visuales y artistas contemporáneos más importantes de los últimos años. El problema, es que además de todo el mundo, también lo sabe él. O creía saberlo, tras la monumental depresión que le sobrevino con su último film (poara algunos, menor dentro del ámbito de su filmografía) “El Jefe de todo esto”; la revisión de la comedia, como le pasó con el musical, el drama u otros tantos géneros cinematográficos, le salió bordado, añadiendo elementos novedosos (a estas alturas!!) a todos ellos. Pero claro, faltaba el, quizás, más denostado de los géneros del séptimo arte y probablemente, el más difícil. Porque llorar, se consigue relativamente fácil. Reír, ya cuesta un poco más. Y hacer pasar miedo (pero miedo, ese que se te mete en el cuerpo durante semanas tras ver una imagen, el que te hacer mirar hacia atrás y despertarte tras una pesadilla, empapado en sudor) poquitos, muy poquitos directores lo han logrado en la historia del cine. Si, está claro que un poco pedante sí que es Trier. Pero, sinceramente, yo se lo perdonaba. Hasta ahora, claro. A base de intentar rizar tanto el rizo, el realizador danés se ha pasado de listo, y el muelle, de tanto estirarlo y contraerlo…se le ha quedado flojo, flojísimo. Con una historia simple y simplista, se intenta recorrer toda la escala del miedo, el terror y el pánico, con el preámbulo de un intenso drama personal de una pareja que pierde a su hijito en un accidente, y un nombre tan impactante como el de “Anticristo”. Pero ni la (particular) cara de Willem Dafoe (irónicamente, que interpretó al mismísimo Jesús de Nazareth en “La última tentación de Cristo” de Scorsese), ni los gritos de loca al modo Nicholson de “El resplandor” que hace gala la escuálida (y por qué no decirlo, fea) Charlotte Gainsbourg, ni siquiera las espectaculares e impactantes imágenes que nos regala a lo largo de todo el metraje, consiguen ni un ápice de terror. Probablemente, impactará cierta brutal truculencia en algunas secuencias, y también lo explícito de las escenas sexuales –sacadas muy probablemente del imaginario pornográfico del director-, pero por lo demás, este film es un experimento (parcial, o completamente) fallido. Pero desde luego, nadie le puede negar que sabe levantar controversias, y opiniones encontradas. A algunos le alucina (a mí, desde luego, algunas imágenes me parecen apabullantes, hipnóticas, fascinantes) y otros directamente se salen de la sala (probablemente, con un justificadísimo sentimiento de repulsión); nadie queda indiferente. Eso, desde luego, no hace una película, ni para bien, ni para mal. Pero si conforma una singular carrera únicamente comparada, por su versatilidad con el maestro Kubrick, con la diferencia que a él le salieron bien prácticamente todos sus experimentos hechos películas, sentando cátedra en todos los géneros. Pero a Trier, este último, le ha salido como el culo. ¿Te imaginas un western dirigido por él?

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